Aplicacin del concepto entorno al anlisis e interpretacin de los sitios Los Mellizos y Las Bellacas, Alto Ro Illapel, IV Regin, Chile. 1w376t
Patricio Bustamante Daz [email protected]. Fotgrafo e investigador en Arqueoastronoma – Taller Taucn
Resumen
La aplicacin del concepto
“entorno” permite abordar el anlisis inicial del Sitio Los Mellizos y el sitio La Bellaca, desde una perspectiva integradora.
Al cruzar datos astronmicos, geogrficos, climticos, culturales y biticos, surgen aspectos desconocidos hasta ahora en el estudio de estos sitios, que permiten sugerir nuevas explicaciones a cuestiones como el origen del nombre del sitio e interpretar algunas de las obras rupestres.
Nuevos hallazgos de cerros con formas de rostros o figuras de personas de cuerpo entero, han permitido introducir el concepto Pareidolia (ver fuente), Esto permite introducir como explicacin para ello, el concepto de achachilas perteneciente a las culturas andinas o pillanes perteneciente a la cultura Mapuche, para explicar el fenmeno.
La introduccin del concepto Apofenia, (ver fuente) permite comprender como fenmenos aparentemente si relacin pueden ser relacionados en una forma coherente de acuerdo con sus caractersticas particulares. Esto contribuye a comprender conceptos como achachila, pillan y Huaca desde una perspectiva diferente y aportando nuevos significados.
La evidencia obtenida en terreno y la encontrada en la literatura (toponimia de origen mapuche, posible relacin de algunos petroglifos con leyendas mapuches y presencia en la zona de descendientes de esta etnia etc.) sugiere la posibilidad de buscar en la cultura Molle el origen de la cultura Mapuche.
Este artculo propone agregar una nueva funcin al denominado “arte Rupestre”, la funcin cientfica, considerando como tal el registro de la observacin sistemtica y por largo tiempo de los ciclos naturales.
Abstract
The application of the concept "Entorno" (surrounding) allows to undertake the analysis of Los Mellizos and La Bellaca archaeological places, from an integrative perspective.
By crossing over biotic, cultural, climatic, geographical, and astronomical data, unknown aspects arise in the study of this places, that permit to suggest new explanations to questions as the origin of the name of the place and to interpret some of the rock works.
New finds in human-face-shaped mountains or full-length human shaped mountains, the concept Pareidolia ( see reference), permit to introduce as explanation for it the concept of achachilas belonging to the Andean cultures or pillanes belonging to the Mapuche culture, to explain the phenomenon.
The introduction of the conept of Apofenia, (see reference ) contribute to the comprehension of the pre-colombian concepts as achachila, pillan and huaca since a different perspective, contributing new meanings.
The evidence obtained on the field and found on the literature (Mapuche toponimia, possible relation of some petrogliphs with Mapuche legends and presence in the zone of descendants of this ethnic group etc.) suggests the possibility to seek in the Molle culture the origin of the Mapuche culture.
This paper proposes to add a new function to the called "Rock art", the scientific function, considering as such the registration of the systematic observation and by a long time period of the natural cycles.
1. Introduccin
La IV Regin de Chile posee una extraordinaria y variada riqueza en patrimonio arqueolgico. Lamentablemente esta se est perdiendo a una tasa acelerada producto de actividades mineras, agrcolas, expansin urbana, etc.
Los grandes proyectos mineros prometen desarrollo pero son los principales agentes de intervencin y alteracin del patrimonio. Las leyes vigentes en el pas no son aplicadas adecuadamente y tratados internacionales ratificados por Chile parecen ser letra muerta.
Este escenario nos ha impulsado a renovar nuestros esfuerzos por registrar e interpretar los sitios con petroglifos y a confrontar a las autoridades con el objeto de preservar este patrimonio. Este artculo es resultado de estos esfuerzos.
2. Metodologa
El estudio de los sitios ha sido abordado utilizando como gua el concepto “Entorno” (Entorno: Obras Rupestres, Paisaje y Astronoma en El Choapa, Chile (ver fuente).
El registro fotogrfico integra:
a) Registro de cada petroglifo con una brjula enfrente, el eje mayor de la brjula siempre es orientado al norte (fig. 1a ).
b) Fotografa del petroglifo con el paisaje (fig. 1b ).
c) Fotografa del sitio, sealando puntos de lecturas GPS de referencia (Fig. 1c).
d) Paisaje de 360 , con el Norte al centro y el Sur en los extremos Fig. 1d)
e) Fotografa de brjula apuntando al Norte fig. 1e).
El Norte Magntico (NM) obtenido con la brjula, es corregido mediante la calculadora en (ver fuente) para obtener el Norte Geogrfico (NG).
f) Fotografa de detalles significativos del paisaje (fig. 2a y 2b)


Esta metodologa permite realizar anlisis de las obras rupestres en relacin con su entorno geogrfico y astronmico y analizar las caractersticas morfolgicas del paisaje y su posible valor semntico, es decir el posible significado que los antiguos habitantes pudieron asignarle a determinadas partes de este paisaje de acuerdo con su apariencia.
3. Descripcin del entorno geogrfico
El ro Illapel est ubicado en el lmite entre el denominado Norte Chico y la Zona Central del pas. Es un rea de transicin entre el desierto rido del Norte Grande y el clima mediterrneo de la Zona Central.
En esta zona el territorio tiene aproximadamente 90 KM entre la lnea costera del Ocano Pacfico y el lmite con Argentina. Los pasos cordilleranos estn a baja altura, entre 3.700 y 4.500 m.. Esto la ha convertido en una paso ideal para personas y animales, tanto en pocas prehistricas como en el presente, hacia los vecinos valles de San Juan, con alturas de 2.600 a 3.800 m. de altitud que presentan condiciones ideales para el pastoreo de animales en verano, actividad que se realiza hasta el presente.
La alta montaa tiene un relieve caracterizado por cumbres escarpadas y relieves abruptos. La media montaa est compuesta por cadenas de montaas en disposicin desordenada, con cumbres entre 1.000 y 3.000 m.
Sitio Los Mellizos
Ubicado de Este a Oeste a orillas del ro Illapel en un cono de deyeccin, o abanico aluvial, con una suave pendiente, justo antes de la confluencia con el ro Tres Quebradas y el riachuelo El Cobre que desciende de la Quebrada de La Bellaca.
En l convergen alrededor de una decena de pasos cordilleranos que comunican los valles interandinos de San Juan al Este, con el valle de Illapel al Oeste. Para acceder a los petroglifos hay que cruzar el ro, esto es posible solo en verano cuando la corriente es menor, pero se hace difcil en la medida que el caudal del ro aumenta producto de las lluvias y deshielos.
Los petroglifos cubren una superficie aproximada de 250 mts. de oriente a poniente y 100 mts de sur a norte. Estn grabados en grandes bloques granticos. 122 petroglifos estn ubicados en la parte plana del sitio. 8 petroglifos estn ubicados en un risco ubicado al sur sobre la ladera del cerro separados de grupo principal.
En el sitio encontramos una piedra “campana” que emite un sonido metlico debido a que est suspendida en el aire, sujeta solo en dos puntos entre dos rocas verticales. Uno de los soportes de esta piedra campana muestra en el lado norte un petroglifo. 2 piedras de tacitas con petroglifos, 2 trozos de piedras de moler completan el conjunto. Toro (1996) menciona la existencia de una pictografa que no pudimos encontrar.
En el extremo poniente en poca moderna fue grabado un petroglifo de grandes dimensiones que representa un hombre con los brazos abiertos. La tcnica empleada, la ropa que viste, los detalles del dibujo lo delatan como una obra moderna.
Sitio La Bellaca
Ubicado 500 mts aguas abajo del sitio Los Mellizos,.en una acumulacin lineal de rocas granticas de grandes dimensiones que cubre una superficie de aproximadamente 1.000 mts.. de largo de Norte a Sur, y 100 mts. de ancho de oriente a poniente. El origen de esta acumulacin est posiblemente en aluviones que han descendido por el lecho de la quebrada en los ltimos milenios.
Aqu encontramos 18 petroglifos ubicados en el curso medio inferior, del afloramiento en una superficie de aproximadamente 150 mts de largo por 70 mts de ancho. Es destacable el hecho que en el lugar es imposible hacer pi en tierra y es realmente dificultoso caminar entre las enormes rocas. Esta caracterstica lo convierte en un lugar especial, por cuanto no es un lugar de paso y no resulta cmodo para transitar o permanecer en l y de ninguna manera pudo ser un lugar habitacional. La presencia de petroglifos en este lugar indica que quienes los elaboraron encontraron en l un espacio apto para realizar estos grabados, a pesar de las dificultades e incomodidades obvias para permanecer en l.

4. Arqueologa del Ro Illapel
Los estudios realizados por diversos especialistas en la zona sealan la presencia de estilo Cultura Molle (0 al 900 d. C.). Estilo Aconcagua (minoritario) (900 d. C. al 1.500 d. C) Cultura Diaguita (tardo, alrededor del 1500 d. C.).
Una detallada descripcin de los estudios realizados en la zona pueden ser encontradas en Troncoso Asentamientos Petroglifos y Paisajes Prehispnicos en el Valle de Illapel (Chile), (ver fuente). Tambien en “Integrando la Arqueologa del Choapa en el Norte Grande Universidad SEK, Santiago 05 de Diciembre de 2004” (ver fuente).
5. Relacin Cuz Cuz - Los Mellizos
El sitio Los Mellizos est ubicado en el curso superior del ro Illapel. Sobre este sitio el valle ya estrecho, no apto para la ocupacin humana permanente. Un centenar de metros mas arriba, se convierten en una quebrada.
El sitio Cuz Cuz esta ubicado en el curso inferior del ro, justo antes de la confluencia con el ro Choapa. Es la parte ms ancha del valle con evidencias de asentamientos humanos permanentes.
En ambos sitios existen las mayores concentraciones de petroglifos del valle, el anlisis actual seala algunas relaciones que pueden resultar relevantes.
En Cuz Cuz, existe una pequea piedra con un petroglifo en su cara norte (4b). Est en la ladera de una colina, sobre la quebrada Cavanilla en la cual no existen otros petroglifos. Desde este petroglifo (4c) se observa cada 21 de Junio (solsticio de Invierno) salir el sol en la base de una V, que es parte del perfil de los cerros de El Calabazo (4a).
(ver fuente fig. 7 a y b)

Al igual que los petroglifos de Los Mellizos, los de Cuz Cuz son atribuidos a la cultura Molle. Por coincidencia o por decisin de sus antiguos constructores (aclarar esto es tarea de futuras investigaciones) el sitio Los Mellizos est ubicado a 46,5 kms. de distancia de Cuz Cuz, (fig 5a) detrs de El Calabazo (5b), exactamente en la direccin donde sale el sol el 21 de Junio visto desde Cuz Cuz.

6. Propuesta de interpretacin de dos petroglifos
Descubrir el significado de los petroglifos es una tarea extremadamente compleja, pues son muy pocos los antecedentes que tenemos de culturas precolombinas de las cuales los conquistadores espaoles no dejaron registros escritos. An cuando hay registros escritos de culturas como la Inca, muchas veces son confusos y contradictorios.
Intentaremos dar una explicacin a dos de los petroglifos encontrados en Los Mellizos.
a.Posible mapa del territorio:
El petroglifo de la figura 6a, a primera vista presenta lneas sin llegar a formar una imagen de algo reconocible.

Este petroglifo fue analizado en conjunto por el Profesor Ivan Aguilera, andinista y que conoce muy bien la zona y el Sr. Luis Manquez, habitante de Cspedes y conocedor de este sector de la cordillera y por el autor de este articulo
La foto 6b, muestra el petroglifo en detalle, la brjula seala la orientacin. En 6c, el resultado del anlisis muestra los hitos geogrficos que parecen estar representados en el petroglifo: Morro el Horno lnea quebrada a la izquierda (separada), ro Tres Quebradas (centro abajo), arriba a la izquierda ro Illapel, a la derecha pasos por la zona de Combarbal y Canela. En la parte superior ambas lneas terminan donde estara el Ocano Pacifico. estos debern ser recorridos en el futuro y analizados bajo este punto de vista. En 6d hay un detalle del petroglifo, encerrado en el crculo es posible apreciar que las lneas estn interrumpidas en el punto en que parece estar representado el paso El Calabazo.
Esta es una interpretacin muy preliminar, que requiere seguir siendo investigada, pero tanto al profesor Aguilera como al Sr. Luis Manquez, ambos conocedores del terreno, coinciden entre la semejanza del diseo del petroglifo, con la topografa del lugar.
En Cuz Cuz habamos encontrado un petroglifo semejante que hemos interpretado como un mapa del territorio
(ver fuente , fig. 12).
b. Posible representacin de la va lctea:
Los fenmenos Pareidolia (ver fuente) y apofenia (ver fuente), descritos en artculos anteriores, permiten comprender los mecanismos psicolgicos que pueden haber llevado a nuestros ancestros a establecer el tipo de relaciones e interpretacin de la realidad que se describen a continuacin.
El petroglifo de la figura 7a ha sido interpretado por Villarroel (1989) como una “serpiente voladora, Ten ten o Cai Cai vil, (leyenda Mapuche) que repite las formas mitolgicas de representaciones del Quetzalcoatl mexicano o el Kukulcn de los Mayas”.
Niemeyer 1998, describe este petroglifo de la siguiente manera Se trata de un animl mtico cuya lengua desmesurada lanza un dardo venenoso?. Troncoso 2000 (ver fuente) muestra un dibujo del petroglifo (fig. 6 inferior), pero no lo describe. Troncoso 2001 (fig. 5 inferior) muestra el dibujo pero no lo escribe. Ambos autores reproducen el dibujo en negro contra fondo blanco y eliminan del diseo, el pequeo crculo en la parte delantera inferior, claramente visible en la foto.

El petroglifo 7b,ubicado en el sector de yanqui, ro Chalinga, fue identificado por Jakson Artgas y Cabello, como un “personaje mtico, que recuerda un “dragn”. Se acompaa con motivos abstractos” (Trazos del Choapa, U de Chile, 2002, pg 100).
En la quebrada El Peral, al norte de Cuz Cuz, existe otro petroglifo con un dibujo similar, en 8a la piedra con el petroglifo. En 8b, el petroglifo resaltado

La piedra que le sirve de soporte es pequea y el grabado no es profundo, por lo tanto hasta fecha cercana solo haba sido identificada la parte de abajo (en amarillo), pero la parte de arriba (en blanco), parecan trazos sin sentido.
En Diciembre de 2006, el profesor Ivan Aguilera visit el petroglifo y la fotografa tomada en esa fecha permiti reconocer lo que el dibujo probablemente representa.
Al comparar este petroglifo con el petroglifo de Los Mellizos, aparecen semejanzas significativas. Finalmente el profesor Aguilera, seal que ambos dibujos podran representar un “matuasto” (Phymaturus Flagellifer), lagarto de cuerpo rechoncho, comn en la zona precordillerana, que habita desde el norte al sur de Chile y Argentina (actualmente en peligro de extincin). Posteriormente al comparar ambos con el petroglifo descrito como un “dragn por Jakson et al. Hemos podido comprobar la semejanza de los tres petroglifos (fig. 9).

En los petroglifos de El peral y Los Mellizos, el lagarto aparece sin cola o con la cola cortada. En el de Los Mellizos y en el del ro Chalinga, aparece un circulo delante de la boca. Tambin parece que el petroglifo de El peral tiene un crculo delante, pero lo leve del trazo impide estar completamente seguros.
A primera vista estas interpretaciones podran parecer contradictorias. En rigor parece que cada autor citado, podra esta en lo cierto, pues los reptiles y lagartos han sido mencionados en las leyendas de diversas culturas, en relacin con la astronoma.
Los trazos de la parte inferior del petroglifo de El Peral (fig. 10) haban sido identificados como la representacin del Solsticio de Verano (ver fuente , fig 5). La lnea roja ondulada es semejante a dos cerros visibles desde el petroglifo (A y B). El 21 de diciembre de 2003 fotografiamos la salida del sol sobre el cerro B, donde aparece representado el crculo en el petroglifo. Es decir el petroglifo parece representar la salida del sol el da de comienzo del verano (solsticio de verano), en su punto de salida ms hacia el sur. Esto deja abierta la pregunta, que hace ah el matuasto representado junto con este evento?.

Leyenda Tehuelche
En el documento Origen y uso del fuego (ver fuente , Amerindia N 24, 1999,), Ana Fernndez Garay y Graciela Hernndez, reproducen “un relato mtico sobre el origen y uso del fuego, recogido en febrero de 1998 de boca de Alberto QUILCHAMAL, perteneciente a la etnia tehuelche, y miembro de la comunidad indgena que hoy habita la reserva "Manuel Quilchamal", al SO de la provincia de Chubut, en la Patagonia argentina. El texto del mito es presentado en lengua mapuche o araucana con su traduccin al espaol”.
De acuerdo con la leyenda:
1. trafia akuy fem kie kie mara // kirke ta ti mli // ktraltli#
"As lleg una… una liebre en la tarde; estaba el matuasto; estaba haciendo fuego"
2. tfi mara aemtli epu ku aemtli#
"La liebre se estaba calentando las dos manos, se estaba calentando"
3. kimnolu utranentuy utranentuy ktral#
"Cuando (el matuasto) no se dio cuenta, (la liebre) le sac, le sac el fuego"
El matuasto, es dueo del fuego y la liebre se lo roba. Luego la liebre discute con un and. El relator seal que el matuasto era inmortal y que luego de robar el fuego, “la liebre y el avestruz discutieron acerca de la duracin del invierno. El avestruz quera que durara slo tres meses -tantos meses como sus plumas largas-, en cambio la liebre quera que durara ms tiempo”.
El relator lo present solo como un cuento, pero las autoras del artculo sealan que por el tipo de relato, puede ser clasificado como leyenda, por su parecido con las leyendas del fuego de otras culturas.
El mito del matuasto, parece referirse ms a un evento solar que a un mito de origen del fuego. El relator “tambin enfatiz la inmortalidad del matuasto”, es decir se trata de un lagarto mtico y no de uno real. La discusin de la liebre con el and por la duracin del invierno y el verano, sealan claramente que se trata de una leyenda relacionada con ciclos estacionales.
En el artculo “Bachu la Serpiente Csmica” el antroplogo Juan D. Moralez, indica (ver fuente)
“Si partimos de asociar la figura mtica de Bachu e Iguaqu como deidades ofdicas a la figura de la doble serpiente o doble dragn, tenemos que es probable que fueran representaciones de la Va Lctea” (pg.3)...
“En el proyecto inicial de esta investigacin se haba planteado la posibilidad de que la va lctea sirviera como un marcador del inicio del ao Muisca. Ya que desde el sitio del infiernito: (coordenadas N0538.832, W 073!33.544) se puede observar durante el solsticio de verano a la va lctea saliendo de los pramos en que se encuentra la laguna Iguaque y otras seis lagunas sagradas. Ya se haba anotado que para los Kogi el comienzo del ao coincide con el solsticio de verano y particularmente con el hecho de que la Va Lctea representara en el cielo una hierofana csmica convirtindose en bachu, diosa serpiente que recrea los orgenes al emerger csmicamente en forma de la Va Lctea desde los pramos al NE de Infiernito.
El paisaje y el sitio se configuran en un complejo escenario en el que a lo largo del tiempo se sucede una revelacin csmica cclica que estructura el espacio – tiempo”(pg.12)
El autor describe relaciones entre el paisaje y el sitio, similares a las que hemos encontrado en los mellizos, aunque en este caso no se trata de un lagarto sino de una serpiente.
Estela Maya
Es posible que algunos investigadores se sientan incmodos cuando se comparan obras pertenecientes a diversas culturas distantes en el tiempo y el espacio. Pero esto es usual por ejemplo en los estudios de Religiones Comparadas (ver la extensa obra de Elade al respecto), Arqueoastronoma (por ejemplo Belmonte 1999) y es el resultado natural de la aplicacin de modernas tecnologas que buscan explicaciones a fenmenos globales (ver por ejemplo los trabajos de Peratt 2003 y Peratt et al 2007).
Por otra parte Freidel, Schele y Parker (1999), describen una piedra grabada llamada estela 25 de Izapa (fig 11).
Relacionan el pjaro de la parte superior derecha con la constelacin de la Osa Mayor. Al lagarto o cocodrilo de la izquierda que est vertical pero con la cabeza hacia abajo, lo relacionan con la va lctea. Esto se debe a que la va lctea (camino de leche) no es perfectamente blanco. En diversas partes presenta partes ms oscuras. En el lugar donde los mayas situaban el lagarto la va lctea presenta una abertura de color ms oscuro que parece la cabeza de un cocodrilo, lagarto o serpiente.

Segn los autores se trata de la va lctea como monstruo csmico. Este a pesar de ser un lagarto presenta una cola compuesta de 4 prolongaciones que parecen brotes de una planta (similar al matuasto de Los Mellizos y al de El Peral).
El Matuasto como posible representacin de la Va Lctea

De acuerdo con estas leyendas, el matuasto, dibujado en los petroglifos de Los Mellizos, El Peral y el Ro Chalinga, quizs podran entonces representar la va lctea.
La fig. 12 muestra la porcin de la va lctea que podra estar representada en el Matuasto. La parte mas clara se abre y deja una abertura oscura como las fauces de un lagarto (alargadas)
La fig. 13 siguiente muestra el dibujo del matuasto en relacin con la porcin correspondiente de la Va Lctea. Los apndices sobre la cabeza, podran estar sealando la presencia de la estrella Vega (Alfa de Lira) Los Incas la conocan como Urkuchillay, la llama macho.

Ya dijimos que la parte inferior del petroglifo de El peral, pareca estar sealando el amanecer del solsticio de verano.
Con la ayuda del programa de astronoma Red Shift 5, simulamos el amanecer del 21 de diciembre de 2006 (fig. 14). Antes del amanecer se ve al matuasto bajo el horizonte detrs del sol. Esst por salir de la cueva). al centro (nor este) se puede ver la estrella Vega, la ms brillante de la constelacin de la Lira.

A medio da (fig 15), el matuasto desaparece de la vista, pero est ah, “saliendo a tomar sol”. As podramos decir que durante el verano es el dueo del sol. Esto coincide con que el matuasto es un animal de sangre fra, necesita el sol para calentarse y sale de da.
Cuando es medio da y el sol est en lo alto (imagen 3) el matuasto no es visible, pero si quitamos la luz diurna en el programa del computador podemos verlo, tomando sol (imagen 4), la imagen 5 muestra el dibujo del matuasto.

No sabemos en que ao fue grabado el matuasto. Con el objeto de explorar posibles variaciones en el cielo desde la poca de los Molle (0 al 800 d.C) a la fecha, hemos simulado este evento abarcando un perodo mucho ms amplio. la figura 16 muestra la posicin del sol, Vega y la Va Lctea durante el 21 de diciembre del los aos 2006 D.C., 1.000 D.C., 1 D.C. y 1.000 A.C.

Las variaciones son pequeas, hoy vemos prcticamente el mismo cielo que pudo observar un astrnomo
de la
cultura Molle.
Bengoa (2003, p. 13) en relacin a los mitos del origen de los mapuches cita el siguiente texto: “desde entonces brillan las estrellas en el cielo nocturno, pero tambin estn durante el da, solo que no se les distingue porque el sol nos ciega. Estrellas son los antepasados de los araucanos! Estos antepasados de los araucanos de hoy tienen como coto de caza la inmensa Calle de los Cuentos, ‘Repu Mapu’a la cual tambin llaman Huenu Leufu, Ro del Cielo, donde se da caza a las veloces avestruces, choiques, escapados de los cazadores terrestres que se han refugiado en el firmamento. An puede verse las huellas de la pata de la avestruz en el cielo, en la Penon Choike, o como dicen los blancos, la Cruz del Sur. Las nubes son las plumas que se desprenden de los avestruces que en ciertos das parecen torbellinos.
El texto deja claro que los Mapuches o Araucanos, conocan perfectamente que las estrellas y por extensin la va lctea tambin estaban presentes de da. Las avestruces son citados como constelaciones, la pata de la avestruz representa a la Cruz del Sur. Esto permite relacionar el mito del matuasto citado arriba con eventos astronmicos.
7. Nueva funcin del arte rupestre
Mostny (1985) seala 4 funciones para el denominado “arte rupestre” :
- Funcin esttica: El artista refleja aspectos culturales de su pueblo.
- Funcin Social: conectada con valores de su cultura (religiosos, filosficos, cientficos, patriticos)
- Funcin humanista: Satisfaccin de necesidades prcticas.
- Funcin utilitaria.
En consecuencia de lo antes expuesto, proponemos incluir una nueva funcin que de modo general est incluida en las anteriores, pero que consideramos pertenece a un orden diferente:
- Funcin cientfica: Registro de observaciones sistemticas de los ciclos de la naturaleza. Los conocimientos obtenidos son aplicados posteriormente a la vida social, religiosa, y a funciones utilitarias
A pesar de los innumerables hallazgos realizados por prestigiosos autores como Anthony Aveni, Edwin Krupp, Juan Antonio Belmonte, Brian S. Bahuer, David S. Dearborn, etc. en torno a las posibles relaciones de las obras rupestres con la astronoma, en nuestro trabajo cotidiano es comn escuchar a arquelogos que sealan que “se sabe que los petroglifos no tienen nada que ver con la astronoma”. La expresin “se sabe” sin aportar los antecedentes que la justifiquen es inaceptable desde un punto de vista cientfico.
Esta actitud ha trado como consecuencia la remocin de centenares de petroglifos producto de faenas mineras, los cuales al ser descontextualizados pierden su relacin intrnseca con el Entorno y esto trae como consecuencia la perdida de informacin relevante desde un punto de vista cientfico.
Por lo anterior y con el objeto de promover una conducta de mayor respeto hacia las obras rupestres y su relacin con el entorno proponemos la introduccin de esta nueva funcin, como reconocimiento a la labor de observacin y notacin sistemtica de fenmenos naturales que son la base de la ciencia.
Esto refuerza la nocin que el concepto “arte rupestre” no permite expresar a cabalidad las implicancias del fenmeno que pretende caracterizar (Arte? Rupestre, Anlisis de la Eficacia de un Concepto Actualmente en Uso (2005- 3) (ver fuente)
8. Achachilas, o Pillanes, espritus que habitan en los cerros
Existe y ha existido desde la antigedad en la mitologa andina, la creencia en los Achachilas. Consideraban a las montaas, cerros, cuevas, ros, y efigies como antepasados que originaron la vida de cada pueblo.
Segn Leoni (2005:) “La veneracin de montaas juega un papel central en la cosmologa y religin de las sociedades andinas tradicionales, como lo demuestran numerosos estudios etnogrficos, documentos etnohistricos y restos arqueolgicos de altura. Se asume generalmente que las creencias y prcticas relacionadas con la veneracin de montaas tienen races temporales ms profundas, remontndose a siglos o milenios antes de los incas, aunque las formas que esta veneracin tomaba y su rol sociopoltico no son tan bien conocidas…
Seala queSegn Reinhard (1985:309), la creencia en los dioses de las montaas es claramente anterior a los incas y se hallaba ampliamente extendida a travs del rea andina...
Leoni seala que …se asume generalmente que la veneracin de montaas forma parte de un ncleo de creencias religiosas y concepciones cosmolgicas tradicionales de las sociedades andinas que tendra sus races en tiempos muy anteriores a los incas. Sin embargo, no parece que los santuarios de altura similares a los de los incas hayan sido muy comunes, indicando que el culto de las montaas tena aspectos distintos en pocas ms tempranas” (La Veneracin de Montaas en Los Andes Preincaicos: El Caso de awinpukyo (Ayacucho, Per) En El Perodo Intermedio Temprano(ver fuente).
Segn Viviana Gaviln “Las montaas forman parte central de la mitologa y son el lugar privilegiado para los rituales propiciatorios. Estas son representadas como antepasados o achachilas”.
En su artculo Representaciones del Cuerpo e Identidad de Gnero y tnica en la Poblacin Indgena del Norte de Chile (ver fuente) transcribe el siguiente dialogo:
"Mujer: Por ejemplo ac en Kiuta decan Sojay Mallko, Escarwaya T'alla. Hay dos cerritos pues, de wanka al frente hay cerro ms abajo hay un cerro p'al lao de Kiuta.
Hombre: Si tu miras ese cerro tiene cara de gente pue', Escarwaya. Usted le miras de Kiita, es un hombre excelente.
Mujer: Wanapa tambin ese norte, tiene brazo codo, pata, para delante cara mismo con su arito, cara larguito, cara de india, larguito.
Mujer: Ah, as es pues.
Hombre: Cara de Inka...
Este dialogo demuestra que los cerros eran y son actualmente observados y reconocidos por sus formas semejantes al cuerpo humano.
Segn Bastien (1978). “El culto a las montaas fue denominado "El fundamento principal de la cultura andina", al proporcionar una unidad cultural subyacente a los pueblos andinos
Segn Vitry “Su antigedad es obvia, ya que los rasgos bsicos del culto a las montaas se han encontrado a travs de todos los Andes, fue sealado en las fuentes histricas ms tempranas y en las leyendas, est basado en slidas observaciones ecolgicas y se ha mantenido hasta el da de hoy con muy pocos cambios”( ver fuente )
Por otra parte, de acuerdo con lo sealado por Bengoa 2003 p. 31) para los mapuches “Los cerros, los ros, los animales, los pjaros, todo lo existente en la naturaleza, no es inerte, material, explotable solamente. Se trata de un espacio lleno de seres, a veces diferentes a los humanos, pero de la misma calidad vivientes”.
El pillan es el am, traduccin impropia de espritu de un pariente o familiar que se deposita en las cosas o vaga
de manera incorprea. La presencia de los pillanes es permanente en el mundo ‘animado’ de la cosmovisin
mapuche (Bengoa, p. 11).
Los volcanes son venerados por los mapuches. All habitan los espritus positivos, benficos. Al Villarrica le llamaban Ruca pilln, ‘la casa de los espritus’ (Bengoa p.16).
Segn Sergio Marihuan “El Pilln tiene figura humana porque son personas que estuvieron en la tierra con cargo jerarquico (Lonco, Machi, etc que trascen-dieron) … (fuerza protectora que custodia la conciencia de la tierra
transmitida a las personas, es el alma de seres con "jerarqua" que expresan la fuerza del Neuen) (ver fuente)
Tenemos as dos conceptos Achachila y Pillan que estn relacionados con la adoracin de las montaas. Esto nos lleva a considerar nuevos hallazgos realizados durante un viaje de investigacin al sitio Los Mellizos en febrero del ao 2007.
9. Probable origen del nombre Los Mellizos
Los textos de arqueologa consultados no sealan posibles orgenes del nombre. En un trabajo realizado para el grupo Ecoturstico “Nueva Generacin, titulado “Los Mellizos, Escuela del Chaman (2004), el profesor Illapelino Sr. Luis Villarroel seala como posible origen del nombre “al norte de la planicie, despus de cruzar el ro se alzan dos altos picachos de piedra de muy similar apariencia, de roca negra uno y de roca blanca el otro, son “los Mellizos” en torno de los cuales circulan antiguas leyendas”.

En la figura 17 es posible apreciar en primer plano un afloramiento de rocas de color claro en la cumbre del cerro. Al fondo (norte) un segundo afloramiento de color oscuro (cerro Pinochea).
Sin embargo si ampliamos la perspectiva podemos observar que hacia el nor poniente hay un segundo cerro de color claro. Tanto el cerro Pinochea (A) como el cerro del nor poniente (B) presentan un perfil semejante a rostros humanos. En ambos la sombra del medioda (23 de Febrero de 2007), permiten ver con cierta claridad los rostros de dos personas que miran hacia el cielo. Pensamos que este es el origen del nombre “Los Mellizos” Este fenmeno de observar rostros en las formas naturales de un cerro, es semejante al sealado en Hierofana y Pareidolia Como Propuestas de Explicacin Parcial,a la Sacralizacin de Ciertos Sitios, por Algunas Culturas Precolombinas de Chile (2006) (ver fuente)

Al observar estos cerros al amanecer del da siguiente desde el lecho rocoso ubicado entre la planicie de Los Mellizos y el ro El Cobre (o ro La Bellaca), tributario del ro Illapel, es posible apreciar ambos rostros con mayor claridad. El rostro del cerro Pinochea (fig 18a), parece un personaje placidamente reposando con los ojos entornados, como sumido en un sueo o una visin. Algo similar ocurre con el cerro nor poniente (fig. 18b).

De acuerdo a nuestra experiencia, por su posicin el “rostro” del cerro Pinochea (A) se observa con mayor
claridad alrededor del Solsticio de Verano (21 de diciembre) cuando el sol sale en su posicin ms cercana al sur.
El rostro del nor poniente por su orientacin podra ser visible con mayor claridad alrededor del Solsticio de Invierno (21 de junio).
La fecha, la hora y la posicin del observador son claves para obtener una exacta visin de este tipo de fenmenos. Por lo tanto ser importante a futuro buscar las fechas exactas en que los rostros son ms visibles.
Desde las 8 de la maana, mientras subamos hacia los Mellizos, habamos observado que uno de los cerros (B) que se iluminaron primero, presentaba caractersticas semejantes a un rostro. Desde la posicin en que lo vimos por primera vez, el rostro se vea alargado, La nariz y la frente formaban una lnea recta, sobre la cabeza apareca algo semejante a un tocado de plumas. Era semejante a un rostro de las efigies Mayas. Pareca dormir pues parece tener el ojo cerrado.
Como sealamos arriba, el culto a los cerros es un fenmeno muy extendido, conocido desde muchos aos por antroplogos y arquelogos, pero nunca estudiado sistemticamente desde la perspectiva sealada aqu y en los artculos anteriores. Esto es comprensible pues existe la tendencia a calificar este tipo de interpretaciones como “esotricas”, lo cual limita de manera injustificada las investigaciones en estas reas.

Pensamos que los investigadores deben asumir que cuando se estudia los vestigios de antiguas culturas como las que habitaron Amrica que consideraban que cada rbol, roca, planta o animal, posea un espritu o alma (culturas animistas) es perfectamente comprensible que fenmenos como el descrito les haya llamado la atencin y que los lugares donde se observan, hallan sido considerados sitios sagrados.
A partir del 3 de febrero de 2007, este fenmeno de “ver rostros donde no los hay”, tiene una explicacin cientfica proveniente de la neurologa. En el artculo A Cortical Region Consisting Entirely of Face-Selective Cells, Tsao et al, (ver fuente), a partir de experimentos con primates y usando un scanner de resonancia magntica, demuestran que ante el estimulo provocado por los rostros, se activan ciertos grupos de clulas en tres regiones del lbulo temporal. Pero estas clulas tambin se activan frente a objetos que remotamente semejan caras. Los experimentos demuestran que los observado primero en monos, es equivalente a lo que ocurre en los seres humanos (Bustamante 2007) (ver fuente)
Es decir de manera natural y espontnea (sin esfuerzo consciente) nuestro cerebro reacciona cuando observamos un rostro o un objeto o montaa, etc. que muestren un parecido con un rostro. Eso explica por ejemplo por qu muchas personas insisten en ver un rostro en una formacin natural en el planeta Marte o los astrnomos ven una hamburguesa o una cabeza de caballo en una nebulosa (Bustamante 2006) (ver fuente)
Como dijimos antes, los investigadores deben buscar explicaciones cientficas a los fenmenos que encuentran y no simplemente descartarlos por tratarse de cosas de “gente primitiva”, o “supersticiones”. Los astrnomos no son gente primitiva y ven semejanza en objetos difusos con rostros humanos o con animales. La neurologa demuestra hoy que esto es un fenmeno natural y universal.
10. Achachila o Pilln de cuerpo entero en Cspedes?
No solo rostros es posible observar en las montaas de Cspedes y Los Mellizos. Desde el camino entre Los Perales y Cspedes, el da 20 de Febrero de 2007 a las 18:30 horas, quienes viajbamos en la camioneta despus de dar una charla sobre este tema en el colegio, pudimos observar que los cerros iluminados por el sol al ocaso, semejaban el cuerpo entero de una gigantesca persona recostada. En ese momento era posible apreciar con claridad el rostro que por las rugosidades semejaba un anciano. Las sombras del atardecer resaltaban el volumen del cuerpo.
Como no tenamos cmara a mano, el evento fue registrado por uno de los integrantes del grupo con un celular. La fotografa resultante muestra con claridad el personaje (fig. 20).

La siguiente imagen resaltada, muestra al personaje con mayor claridad y seala la localizacin de un grupo de petroglifos que estn ubicados en lo que parece ser la pierna del personaje (fig. 21).

El da 23 de febrero a las 8:00 de la maana fotografiamos el mismo personaje desde el patio de la Casa de la Familia Manquez en Cspedes (fig. 22).

La foto resaltada (fig. 23), destaca la figura y muestra la ubicacin de un grupo de petroglifos. Estos petroglifos podran estar ah por accidente o debido a que los antiguos habitantes observaron esta figura y eligieron este lugar en relacin con ella. Esa ser una interrogante que debern despejar de futuras investigaciones.

La figura 24 muestra la ubicacin espacial de los sitios y los Achachilas-pillanes sealados .

De acuerdo a lo arriba descrito, el culto a los achachilas y Pillanes puede explicar lo que hemos venido descubriendo sistemticamente en los sitios arqueolgicos que hemos estudiado.
11. Huacas
Astvaldur Astvaldsson (1997) en el artculo “El Flujo de la Vida Humana: El Significado del Trmino Concepto De Huaca en Los Andes” indica que:
“Huaca constituye un importante trmino/concepto panandino, comn a las dos principales lenguas de los Andes, el qhichwa (waqa) y el aymara (wak’a). En las crnicas y documentos jurdicos del perodo colonial temprano se us ampliamente para describir una variedad de lugares y objetos naturales y de obra humana (por ejemplo, divinidades nativas, que incluyen piedras, rocas, montaas, cerros, fuentes, dolos), los santuarios dedicados a aquellas divinidades y las cuevas y enterratorios en que se encontraban tesoros. Adems, se emple como una categora de parentesco, y tuvo un uso amplio para referirse a los antepasados lejanos y a los objetos y fenmenos extraos y/o extraordinarios.
Huaca, por tanto, es un trmino/concepto complejo y ocupa un lugar central en todas las descripciones coloniales de la religin y de las prcticas rituales andinas; pero el primer esfuerzo profundo por describir etnohistricamente el concepto de huaca slo lo ha emprendido en 1990 Guchte, quien dedica un captulo de su tesis doctoral –segn sus propias palabras– al acopio de “los testimonios etnohistricos disponibles, con el propsito de articular el lugar del trmino huaca en el pensamiento clasificatorio peruano nativo”. Los anteriores anlisis del trmino haban sido, en el mejor de los casos, bastante preliminares y limitados o, como los califica Guchte (1990: 237), “superficiales”
En las conclusiones seala “Para concluir, notamos que en la literatura antropolgica y etnohistrica ms reciente se suele rechazar el uso de trminos como “primitivo”, “preliterario”, etc.,16 que indican que hubo alguna vez so-ciedades en las cuales la gente fue incapaz de registrar y, consecuente-mente, “leer” (interpretar) sus tradiciones y principios. Al contrario, se ha mostrado que la idea convencional de la “escritura” como “discurso visual” es limitada y una nueva definicin, que comprende todos los sistemas de registrar significado grficamente, ha sido sugerida (Boone 1994). Pero se puede mantener que esta definicin tambin es limitada, porque no abarca todos los medios que tiene el ser humano para preservar conocimiento y significado.
Conocimiento y significado se conservan y transmiten en tradiciones orales, que usan sus propios sistemas de referencia para los cuales los lugares y objetos simblicos son sumamente importantes. Los significados de estos objetos y lugares son invariablemente inscripciones creadas por seres humanos y, como tales, estn sujetos a una interpretacin o “lectura”.
La descripcin de cerros y rocas con formas de rostros, calaveras, cuerpos humanos, o formas de diversos animales, constituyen una nueva forma de comprender el significado del concepto huaca. Nueva para antropologos y arqueoloos, que suelen confundir la huaca con el objeto material que la representa (confundir el santo con la figura de yeso), pero no para el pensamiento indgena que comprende su significado trascendente y sus diversas manifestaciones materiales.
12. Toponimia
Para los mapuches “Los humanos vienen del cielo y volvern a transformarse en estrellas, dice este hermoso mito original. La vida del mapa, la tierra donde viven los humanos, se corresponde con la del Huenu Mapu, donde habitan los Pillanes, los ancestros” (Bengoa, 2003 p.12)
Segn las leyendas bajaron del cielo y volvern a l. Aceptando respetuosamente este mito an queda abierta la pregunta Dnde bajaron? Cmo se dispersaron por estas tierras?.
Topnimos mapuches estn presentes entre los 29 y los 44 de latitud Sur, (Illapel est a 3130’ S). La presencia en la IV Regin de numerosos cerros o sectores geogrficos con nombres mapuches (Huentelauquen, Caviloln, Chahuareche, etc.) apellidos como Manque (cndor) y Manquez (deformacin del anterior), el nombre del canal pichicavn (pichi = chico), y la quebrada Lucumn (posiblemente deformacin de lonko Manque = cabeza de cndor) dan cuenta de una presencia temprana de esta cultura en la zona, pero no hay acuerdo de cuando llegaron con exactitud.
No est claro el origen de la abundancia de topnimos mapuches en la zona. Pudieron tener su origen en mitimaes Incas que habran trasladado familias mapuches desde el Sur hacia esta zona. O estas familias, pudieron ser trasladadas por conquistadores espaoles como mano de obra. Pero esto no explica la presencia de topnimos mapuches pues claramente los Esclavos o sirvientes, no cambian los nombres de los lugares que habita, lo hacen los conquistadores o los descubridores de un territorio.
Alberto Moreno Doa de la Universidad del Mar, sede La Serena, Chile, en la pgina web de TONOS, Revista Electrnica de Estudios Filolgicos “LA TOPONIMIA DE VICUA” seala en Vicua un 16% de nombres geogrficos (toponmicos) de origen mapuche. (ver fuente)
En “Ovalle y la Toponimia Indgena del Limar”, el profesor Herman Carvajal Lazo seala en las conclusiones “En cuanto a la aportacin relativa de las lenguas amerindias, la mayor contribucin corresponde a la lengua mapuche, con un 42.27% de voces” (ver fuente)
En la zona de Illapel una revisin general arroja un porcentaje superior al 50% de toponima mapuche respecto a las otras lenguas indgenas.
Es notoria la ausencia de topnimos de algn idioma desconocido que pudiera pertenecer a la cultura Molle, que habit en la zona entre el 0 y el 800 de nuestra era.
Una de las caractersticas destacables de los topnimos es su permanencia en el tiempo. Despus de 5 siglos de dominacin occidental que ha demostrado una voluntad expresa en hacer desaparecer en algunos casos todo vestigio de las culturas indgenas, an subsisten nombres originales de hitos geogrficos, que nos recuerdan que antes de nosotros habitaron aqu otras culturas.
De la cultura Molle se desconoce prcticamente todo, el conocimiento actual respecto a la misma es precario. No sabemos de donde llegaron, como se llamaban a si mismos, que lengua hablaban o por qu aparentemente desaparecieron, etc.. El nombre Molle se debe a que los primeros estudios sistemtico de elementos con rasgos caractersticos de esta cultura, se realizaron en la localidad de El Molle. El nombre se deriva del Schinus latifolius, "molle", rbol, nativo, de hoja perenne.
13. Acerca del origen de la cultura Mapuche
En un artculo respecto al origen de los mapuches o gente de la tierra (mapu= tierra, Che= gente) Carlos Contreras Painemal, comienza con una cita del arquelogo Francisco Mena, que seala:
“Antes no creamos posible que los indgenas de las pampas hayan descendido por los ros hasta muy cerca del mar. Ya no estamos tan seguros. Antes creamos saber que la presencia mapuche en la regin era un fenmeno relativamente reciente, parte integral de las migraciones de chilenos venidos desde la IX y X regiones a principios del siglo XX Ya no estamos tan seguros”. (ver fuente)
Segn Bengoa (2003 p. 31 y 32) “Los Mapuches al igual que todos los pueblos originarios, fueron los primeros en nombrar los paisajes de Chile”. Luego contina, “Los antiguos mapuches, segn todas las nuevas teoras, seran originarios del propio territorio chileno. Se tratara de grupos antiguos que fueron evolucionando y cambiando. Es probable que tambin establecieran os con otros pueblos del norte. La secuencia de los hallazgos arqueolgicos recientes es clara. Existira una relacin, por ejemplo en la cermica entre los grupos alfareros del norte chico del centro de Chile y del sur mapuche”.
Explica lo anterior sealando que “podramos decir simplificando que las culturas fueron aprendiendo unas de otras de norte a sur, a travs de muchos siglos. Ya a partir del siglo VII, los enterramientos, cacharros, tejidos y dems seales culturales encontradas por los especialistas, muestran que la cultura mapuche est cada vez ms constituida”.
Las fechas coinciden, la cultura Molle se desarroll entre el 0 y el 800 de nuestra era. Estas fechas pueden llevar a engao en cuanto a que a partir de esa fecha “desapareci”. Una explicacin que nos parece razonable es que hacia el final del perodo fue mutando, transformndose hasta el punto de parecer una cultura completamente diferente. Pero esto puede explicarse por las migraciones y el ocupamiento de espacios geogrficos ms al sur con un Entorno Climtico de lluvia predominante y abundancia de bosques.
Las evidencias circunstanciales (toponimia, petroglifos que pueden representar leyendas mapuches, ausencia de topnimos de idioma desconocido atribuibles a la cultura Molle, el hecho que ambas son culturas ribereas adoracin del espritu de los cerros y otras) disponibles en la actualidad permiten postular que posiblemente la que hoy conocemos como la cultura Molle, podra ser la cultura Mapuche arcaica.
Es decir la cultura Molle podra ser el origen de la cultura mapuche. Este no es el espacio para profundizar en esta hiptesis, esperamos poder aportar todos los antecedentes necesarios en una prxima publicacin, pero queremos dejar planteada la cuestin. Esta hiptesis permite explicar entre otros, la aparente desaparicin de la cultura Molle y la abundancia de topnimos mapuche y la presencia de petroglifos que podran ser interpretados de acuerdo con leyendas que hoy entendemos como de origen Mapuche.
Bengoa cita abundante literatura que aporta interesantes antecedentes y que contribuyen a nuestro juicio a la sustentar esta hiptesis.
14. Discusin
a. Interpretacin de petroglifos
La interpretacin o “desciframiento” de petroglifos, sobre todo como en este caso elaborados por culturas de los primeros 10 siglos de nuestra era, de las cuales no hay ningn registro escrito, es un tema complejo, el investigador se interna en terrenos pantanosos y las conclusiones son ciertamente discutibles.
Pero consideramos que es labor esencial de la investigacin intentar proporcionar explicaciones a los fenmenos o manifestaciones que estudia. De lo contrario la investigacin se reduce simplemente a elaborar inventarios y sacar estadsticas, lo cual es esencial en las primeras etapas de una investigacin, pero tambin es necesario cruzar los datos y buscar explicaciones.
Es posible que algunos investigadores no estn de acuerdo en que se compare petroglifos de diversos sitios (aunque sean de la misma cultura) alegando que cada sitio tiene particularidades propias. Nada en la literatura permite demostrar fuera de toda duda que los petroglifos no pueden ser comparados. El trabajo del Dr. Peratt muestra que no solo es posible sino necesario compara petroglifos incluso ubicados en diferentes hemisferios y pertenecientes a culturas diversas. (ver fuenye).
Las referencias a una leyenda Tehuelche y a una estela Maya, no son un intento de defensa del difusionismo o pansiquismo o "inconsciente colectivo", son introducidos como puntos de referencia, por falta de referencias pertenecientes a la cultura Molle, ya que estas no existen.
Es posible que en este caso tambin haya investigadores que afirmen que no es posible comparar elementos de culturas tan diversas como la Maya, Tehuelche y Molle. La astronoma es un fenmeno ubicuo en las culturas humanas. Si algunas de las obras analizadas se refieren especficamente a la astronoma de estos pueblos, entonces si son comparables.
De no ser as, no podramos formular preguntas como por que para diversos pueblos la va lcteas es un camino, para otros un ro y para otros un reptil?. Para responder una pregunta como esta necesariamente tenemos que establecer comparaciones, trazar paralelos y establecer contrastes.
Las extensas comparaciones realizadas en antropologa comparada, religiones comparadas, simbolismo comparado, la lingstica y otros, demuestran que en determinados temas las comparaciones no solo son posibles sino necesarias.
Por ejemplo, Garay y Hernndez, en “Origen y Uso del Fuego” 4. Los mitos de origen del fuego en la literatura antropolgica, sealan:
“LVI-STRAUSS fue quien ms trabaj el tema de los mitos de origen del fuego. En la primera de las Mitolgicas, "Lo crudo y lo cocido", realiz un detallado anlisis acerca de este tipo de relatos. Delimit el cdigo culinario y esboz una serie de relaciones que luego continu en las Mitolgicas I y II . En "De la miel a las Cenizas" trabaj con los alrededores de la cocina -la miel y el tabaco- y vincul el cdigo alimentario con el astronmico. En "El origen de las maneras de mesa" analiz el rol cultural de la digestin. Todas estas obras en conjunto son una herramienta til para abordar el tema que nos ocupa, especialmente para encontrar los elementos comunes de los mitos sobre el origen del fuego”. (ver fuente)
Las interpretaciones propuestas para los petroglifos en este artculo muestran los antecedentes conocidos a la fecha y necesariamente deben ser revisadas a futuro a la luz de nuevos antecedentes y contrastadas con otras propuestas.
b. Introduccin de la funcin cientfica de las obras rupestres
Suscribimos la intencin de Bengoa (p. 23) que seala como propsito de su libro “Es un esfuerzo por hacer historia tomando en cuenta la visin que el indgena tiene de su sociedad formada por personas pensantes y cultas”.
En la actualidad parece insostenible la arcaica nocin de culturas primitivas o salvajes que caracteriz durante dcadas los estudios arqueolgicos y antropolgicos y ha impedido hacer avances significativos en la interpretacin de las obras rupestres y nuestro pasado.
Los recientes trabajos de Peratt 2003 y Peratt et al. 2007, muestran que diseos de obras rupestres que no tienen explicacin aparente usando parmetros locales, pueden contribuir a explicar fenmenos globales recientemente descubiertos por la ciencia. Ello es posible por la rigurosa forma en que fueron registrados estos fenmenos en el pasado y la orientacin que sus constructores le dieron a estas obras.
As las obras rupestres adquieren una nueva dimensin en la cual no solo contribuyen al conocimiento del pasado, sino tambin podran ser una herramienta til para comprender la ocurrencia de fenmenos naturales cclicos en el futuro.
c. Achachilas o Pillanes
Como discutimos en (ver fuente) , el investigador podra ser calificado como poseedor de un exceso de imaginacin. Pero la recurrencia de cerros o rocas con formas que recuerdan personas o animales, al menos sugiere la necesidad de atender y registrar estas semejanzas y buscar una explicacin que confirme o descarte que estas semejanzas resultaron significativas para nuestros antepasados.
En todo caso los espacios sacralizados deben ser considerados como complementarios de los espacios profanos. La diferencia la establecemos aqu solo a efectos del anlisis. Para la mentalidad indgena el mundo es un continuo, donde los opuestos son tambin complementarios.
Segn Astvaldsson (1997 p. 43) las sociedades andinas realizaban su comprensin del mundo a partir de la idea de continuidad, es decir, una totalidad integrada por los mbitos natural y sobrenatural. Opuesto a la idea judeocristiana. Es por esta razn que resulta arriesgado utilizar la diferencia entre espacios sagrados y profanos en las sociedades andinas (Durkheim 1976, Eliade 1967).
Conceptos como achachilas, Pillanes o Apus, son interpretados de diversas formas por distintos autores, no existiendo una definicin nica y universal de estos conceptos. Aqu no se propone redefinir el concepto, sino introducir un nuevo parmetro que permite comprender estos conceptos desde un nuevo punto de vista.
d. Molles como posible origen de la cultura Mapuche
Para los investigadores ms tradicionales, de manera comprensible, esta propuesta puede resultar inaceptable e incluso absurda. Pero las evidencias actuales, al menos las publicadas en la literatura especializada que hemos consultado, no permiten descartarla con antecedentes slidos.
Sin embargo la evidencia que hemos podido recoger en nuestras investigaciones de terreno nos parecen suficientes para al menos plantear esta cuestin. Ser tarea de futuras investigaciones despejar la incgnita.
En cuanto a las teoras aceptadas en la actualidad est claro que el origen de la cultura mapuche cuya forma actual se origin al menos del o con culturas de ms al norte.
Hay abundantes pistas que pudieron permitir formular antes esta hiptesis. Creemos que el hecho de ser la Cultura Molle una cultura aceptada como anterior y diferente a la cultura Diaguita y que posteriormente desapareci sin dejar rastros, pudo crear una especie de espejismo que ha impedido ver hasta el presente esta otra posibilidad.
e. Necesidad de contrastacin futura
El estudio comparativo de sitios arqueolgicos de esta zona, empleando la metodologa de anlisis del “Entorno”, podra permitirnos a futuro comprender si la ubicacin de petroglifos en la que parece ser la pierna de un Achachila o Pillan, o la alineacin con el primer rayo de sol en el Solsticio de Inviernos entre Cuz Cuz y Los Mellizos, o la posible relacin del matuasto con una porcin de la Va Lctea son acertadas. Al ser este un fenmeno recin observado, carecemos de los antecedentes que permitan despejar esta duda. Estas son introducidas aqu como propuestas de interpretacin.
15. Conclusiones
Algunos petroglifos podran ser interpretados a partir de los antecedentes que surgen de la aplicacin del concepto Entorno.
El origen del nombre Los Mellizos estara dado por la presencia de dos cerros con formas de rostro humano, los cuales son visibles desde los sitios arqueolgicos. El concepto Achachilas o pillanes que describe el culto a los espritus que habitan en los cerros, comn en la cultura Andina y Mapuche, puede explicar en parte la presencia de las obras rupestres en estos sitios.
Estos antecedentes y los publicados anteriormente contribuyen a comprender el concepto Huaca desde una perspectiva diferente, aportando nuevos significados.
La abundante toponimia de origen mapuche la posible relacin de algunos petroglifos con leyendas mapuches y la abundante presencia en la zona de descendientes de esta etnia entre otros, sugiere la factibilidad de buscar en la cultura Molle el posible origen de la cultura Mapuche. Todas las teoras actuales respecto al posible origen de la cultura Mapuche se basan en evidencias discutibles y por lo tanto no existe certeza.
De los anlisis expuestos en este artculo y en los anteriores, surge la necesidad de sugerir agregar una nueva funcin al denominado “arte Rupestre”, la funcin cientfica, considerando como tal: el registro de la observacin sistemtica y por largo tiempo de los ciclos naturales.
Agradecimientos
Un afectuoso agradecimiento a las personas (hombres, mujeres y nios) de las comunidades locales, que a pesar del olvido centenario, luchan por preservar y comprender la herencia cultural de nuestros antepasados. A las huacas, los achachilas y pillanes que an nos observan desde los cerros y que nos asombran con su presencia. Gracias

Preguntas,
comentarios? escriba a: [email protected]
Cmo citar este artculo:
Bustamante Daz, Patricio. Aplicacin del concepto entorno al Anlisis e Interpretacin
de los Sitios Los Mellizos y Las Bellacas, Alto Ro Illapel, IV Regin, Chile.
En Rupestreweb, http://rupestreweb.info/entorno2.html
2007
BIBLIOGRAFA CONSULTADA
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