Eva Hfle y Alexi Rojas: la Investigacin como vocacin 1s1x62
Camilo Morn. [email protected]
En la ciudad de Santa Ana Coro, primada de las ciudades de Venezuela, y en Puerto Cumarebo, la Perla del Estado Falcn, realizamos el VI Foro Nacional de Investigadores de Arte Rupestre Homenaje a Eva Hfle y Alexi Rojas. Este evento cuenta con el aval acadmico de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda a travs del Decanato de Investigacin, Decanato de Extensin y Produccin, el Centro de Investigaciones Antropolgicas, Arqueolgicas y Paleontolgicas (CIAAP); y con la valiosa colaboracin de la Casa de la Diversidad Cultural, la Casa del Artesano, el Museo de Arte Coro y la Sociedad para el Estudio de Manifestaciones de Arte Rupestre (SEMARVE).
Los investigadores a quienes se rinde cumplido homenaje en esta 6ta edicin del Foro Nacional, han contribuido tesoneramente al conocimiento y preservacin del legado amerindio; han sumado a la dura faena de campo, el estudio cuidadoso de gabinete y la labor docente en el aula y donde quiera que haga falta… Y bien puede a ellos aplicarse la frase de Bertolt Brecht: “Hay quienes luchan un da y son buenos. Hay quienes luchan un ao y son mejores. Hay quienes luchan muchos aos, y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.” Y Eva Hfle y Alexi Rojas son ciertamente de los imprescindibles.
Estacin: Playa de Cucuruch. Municipio Petit. Estado Falcn.
Una Breve Visita a la Casa de la Historia
La voz Petroglifola encontramos en el Diccionario de la Real Academia Espaola, donde leemos: “(Del gr
, roca, y un der.
, del verbo que significa cincelar, grabar) m. Grabado sobre roca obtenido por descascarillado o percusin, propio de pueblos prehistricos.” La referencia ms remota a los petroglifos en Venezuela es un documento fechado en 1729 por el p. j. Juan Rivero, intitulado Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ros Meta y Orinoco. En esta relacin, Rivero narra que los misioneros que llegaron en 1671 a la confluencia de los ros Sinaruco y Orinoco encontraron “unos peascos muy altos en los cuales haba unas figuras esculpidas… con tal arte y disposicin que no es posible haberse formado en ellas tales imgenes o dolos sino por arte del demonio, porque si atendemos a la altura y lo inaccesible de las peas, no era posible subir a ellas, as por la mucha altura como por lo tajado del risco.”
En 1781, Philippo Salvatore Gilli publica su Saggio di Storia Americana, donde describe la piedra pintada de Tepumereme (y es ese exactamente su significado en lengua tamanaca: piedra pintada). La visit en sus viajes por el Orinoco: “Creyendo hallar algo memorable–escribe–, fui a verla, mas los lineamientos rsticos de las figuras no se asemejaban a ningn tipo de escritura.” Relata la creencia de los Tamanaco de que estos grabados fueron hechos por Amalivaca, dios creador del gnero humano, cuando viajaba en su canoa en la edad de “las grandes aguas”; entonces grab los smbolos del Sol y la Luna, los animales y los hombres. En su Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente (Stuttgart, 1859), Alexander von Humboldt encuentra referencias a tiempos del mtico diluvio universal, relata que frecuentemente le hablaron de los petroglifos grabados a grandes alturas: “Cuando las grandes aguas, mientras que sus padres se vean obligados a andar en canoa para salvarse de la inundacin general…” Estos relatos los escuch entre los Tamanaco, los Maipures de las grandes cataratas y entre las comunidades indgenas en el curso del ro Everato, donde este vierte sus aguas en el Caura, all por los aos 1799 a 1804, durante su erudito peregrinar por la Amazona.
Siglos despus, Isaac J. Pardo escribe en Esta Tierra de Gracia (Caracas, 1955): “Desde Paria hasta Coquibacoa; desde la costa, tierra adentro, hasta las cabeceras de los grandes ros; en las entraas de la selva hasta la Sierra de Parima, la Tierra de Gracia est sembrada de rocas que, a travs de los siglos, han conservado sobre su superficie unos jeroglficos indescifrables… Puntos, lneas, tringulos trazados al parecer caprichosamente por manos torpes y tenaces. Lagartos, aves, ranas elementales. Esquemticas caras humanas, la huella de una mano o la evocacin de un pie.” Y cuentan que cuando el Barn de Humboldt quiso saber cmo pudieron ser grabadas aquellas piedras inaccesibles, los indios le respondieron: “En la poca de las grandes aguas, sus padres andaban en canoas en aquellas alturas… Fue en los tiempos remotos de las inundaciones cataclsmicas. Por Kata Manoa, la Gran Laguna que cubra la tierra, navegaba entonces el padre de los Tamanaco, Amalivaca. Las figuras cargadas de misterio y de poderes mgicos de Tepumereme, la Piedra Pintada, fue El quien las grab. Y El hizo que la nica pareja sobreviviente de aquella devastacin repoblara la tierra, lanzando por sobre sus hombros semillas de la palma moriche que al tocar la tierra, hmeda todava, germinaban en nuevos hombres y nuevas mujeres.”

Estacin Carmen de Uria.
Estado Vargas
El primer estudio sobre arte rupestre realizado por un estudioso venezolano lo debemos a la pluma de Don Arstides Rojas. El 3 de febrero de 1874, en las pginas de La Opinin Nacional, Rojas publica la primera de tres entregas de este escrito pionero. Siguiendo la prolija descripcin hecha por Pedro Grases, sabemos que el artculo est estructurado por: Un paisaje de las Costas de Puerto Cabello. –El jeroglfico de Campanero, en San Esteban. –Los Jeroglficos de Guataparo, San Pedrito y Yaritagua. –Dilatada Regin con jeroglficos del Orinoco y Esequivo. –Regin del Amazonas. –Humboldt, Schomburgk, Wallace. –Veneracin de los Indios por los Monumentos Jeroglficos. –Opiniones de Humboldt. Las otras dos entregas aparecieron en las ediciones del 4 y el 5 de febrero de 1874. Este ensayo fue premiado por la Academia de Ciencias Sociales –Caracas– en el Certamen Literario del 28 de Octubre de 1877, financindose su publicacin por este gremio acadmico; desde entonces, este ensayo ha conocido varias ediciones conjuntamente con otros estudios indigenistas del autor. Establecer con precisin la primera edicin de este texto no es un solitario ejercicio de erudicin; au contraire: arroja datos cruciales sobre el registro y conocimiento de las estaciones de petroglifos en Venezuela; nos permite, por ejemplo, fechar hacia 1873 la acuarela que Anton Gering hiciese del petroglifo de Campanero y que ste obsequiase a Rojas en vsperas de la publicacin del artculo en La Opinin Nacional; asimismo permite remontar en el tiempo los artculos sobre petroglifos venezolanos que desde Caracas, Adolf Ernst remitiese a la revista Globus en Berln.
Al Comienzo Estaba Eva
Sean la pasin y la entrega, el noble y generoso impulso y la entereza; en la Tierra de Gracia –como la llam el Almirante de la Mar Ocano– de cuando en cuando, de tarde en tarde, florece una planta extica, recuerda aquellas manzanas forneas del cuento de Julio Garmendia: para guardarlas en nuestros climas, era menester encerrarlas en la caja de cristal del refrigerador, donde, turbadas, se vean ms seductoras. Esa extica planta es la Ciencia…
La Ciencia en la Amrica anterior al siglo XVI vesta ropajes engalanados, poticos, tomada de la mano con el mito visitaba el mundo de los dioses y frecuentaba la morada de los muertos. El amerindio observaba, catalogaba, experimentaba… y teja en un conjunto profundamente potico sus conclusiones. Las propiedades curativas o letales de las plantas eran parte esencial de su conocimiento; los hbitos migratorios y sexuales de los animales no eran para l secreto, los astros nocturnos le comunicaban el ciclo –celeste y terrestre– de las estaciones.
Con las carabelas europeas llega al hemisferio meridional otra Ciencia, exclusivista y exclusionista, e infinitamente curiosa…
Llegaba en la alforja del mercader y con el devocionario del misionero. En Nueva Umbra. Historia de la Conquista y Colonizacin de este Reino en 1518, y su Evangelizacin por los Frailes Franciscanos, escrita circa 1598, el Maestre Juan de Ocampo nos narra las observaciones ornitolgicas del misionero Pnfilo De la Hoz, fraile franciscano: “Cuenta De la Hoz que un da mir en las orillas del ro unos cuantos cuervos puestos en fila haciendo acoso de peces. Uno de ellos cogi un pez de gran tamao y se lo trag vivo en un momento, pudiendo verse cmo el animal se remova en el buche”Su caza es difcil por los ariscos que son –anota Ocampo–; “pero su misma voracidad los pierde”, precisa sentencioso. De la Hoz caz varios valindose del siguiente medio: “at un hueso de carnero en una cuerda y fij sta a tierra… Los cuervos comieron el hueso, y mientras intentaban desprender la cuerda vomitar el cebo eran apresados.” Ests aves eran conocidas por el nombre de oripapos, voz amerindia. Entre numerosas e interesantes noticias de los recursos, las costumbres y la mitologa de los aborgenes, Ocampo nos habla de un reloj de Sol de los Capatridas: “…Nada llam tanto la atencin como el curioso y nunca bien alabado y sorprendente Reloj de Sol que sirve a los capatridas para saber las distintas horas del da. Es un peasco que sobresale como dos brazas y media fuera del agua y cercano la arena de la playa. En torno a este faralln hay seis rocas ms pequeas que sacan poca cosa flor de agua.” Si no fuera por que nada de esto ltimo es cierto…; y nunca hubo un tal Maestre Juan de Ocampo, ni existi el andariego fraile franciscano Pnfilo De la Hoz, pese a lo que digan algunos eruditos capitalinos y desinformados .Todo fue sueo coloreado del exiliado Rafael Bolvar Coronado, y nadie sabe infaliblemente por qu verti de modo artero el cliz de su generosa fantasa, tornndola en un tremedal donde se hundieron hechizados innmeros investigadores “bienintencionados” y burcratas “bienpagados”.
Pero Eva si hace Ciencia: ella recopila, observa, cataloga, experimenta, se documenta… No result fcil vencer su natural modestia y aceptara nuestro modesto reconocimiento. Entonces entendimos cmo pudo perseverar en un medio tan inhspito a las Ciencias como en ocasiones son las latitudes tropicales. La explicacin es muy sencilla: Eva Hfle es tenaz, con esa entereza que en ocasiones podemos calificar de terca. Nace en Gyr, Hungra. Llega a Venezuela en el ao 1957. Sin formacin acadmica en el rea arqueolgica, comienza sus investigaciones particulares en el rea de la Arqueologa en Venezuela desde su llegada, formando parte del equipo conformado por Miklos Szabadics, Jos M. Cruxent, Emiro Durn, entre otros, estudiosos con los que tuvo una fructfera colaboracin.
En sus Notas sobre la Inteligencia Americana, asegura Alfonso Reyes que “llegada tarde al banquete de la civilizacin europea, Amrica vive saltando etapas, apresurando el paso y corriendo de una forma en otra, sin haber dado tiempo a que madure del todo la forma precedente… La tradicin ha pesado menos, y esto explica la audacia. Pero falta todava saber si el ritmo europeo –que procuramos alcanzar a grandes zancadas, no pudiendo emparejarlo a su paso medio– es el nico ‘tempo’ histrico posible; y nadie ha demostrado todava que una cierta aceleracin del proceso sea contra natura.”
La Ciencia llega a su mayora de edad en Venezuela con el siglo XX. Es ya mujer segura–“Ciencia, como la Noche tu nombre es de mujer”, escribi Gorsedd Alberth– y levanta casa aparte de la Religin y de la Filosofa, a cuya tutela haba estado sometida durante su tmida infancia y fantstica pubertad. Madura y redondeada sus formas de maneras distintas entre climas y gentes diferentes. Eva Hfle ha sido una mujer pionera en el estudio cientfico del arte rupestre en Venezuela, conjuntamente con investigadoras de la talla de Jeannine Sujo Volsky y Jacqueline Clarac; cada una a su manera y segn su estilo, han contribuido grandemente al conocimiento del legado amerindio originario.

Estacin: Ro Hueque. Municipio Petit. Estado Falcn. (circa 1920).
El libro Petroglifos del Centro-Noroeste de Venezuela –an indito– es un magnifico ejemplo de la naturaleza de la contribucin que Eva ha hecho al conocimiento de nuestro legado amerindio originario. En coautora con Peter Leitner, el libro es un amplio y detallado catlogo de los petroglifos que se encuentran en el rea del ro Aragua, cabecera del ro Tuy, quebrada de Tamaira, ro Cep, quebrada Tuya, quebrada Paraulata, ro Limn y ro Maya. En las primeras pginas los autores se preguntan con un dejo de inquietud. “Cuntas piedras con dibujos estarn escondidas en la sabana, en la montaa, tapadas con tierra, hojas y races? Qu significan? Son meros grafitos hechos en los momentos de ocio creador o son pictogramas que tienen una verdad profunda que decir? Cules fueron los pueblos, cuales las tribus que grabaron estos glifos? Acaso fueron los Panariguas, los Quiriquires, los Teques, los Curinares, los Caracas, tribus con las que se encontraron los Conquistadores en los siglos XV y XVI? Fueron obra de otros pueblos ms antiguos de los cuales no tenemos noticias ni testimonios a no ser por estos enigmticos smbolos grabados en la piedra? Y en la historia americana, acaso cuentan slo los cinco siglos del europeo y nada ms…? Por qu no hacer un archivo detallado de arte rupestre de esta zona, de Venezuela, de Amrica? Al fin y al cabo, estos testimonios ptreos son la nica historia que tenemos que no se basa falsamente en algo trado de Espaa o de Alemania…Pero… cmo empezar y por dnde?” La respuesta fue asociarse un grupo de investigadores y hacer mucho, pero mucho trabajo, y particularmente contar con la sapiencia de la gente del campo, “al correr del tiempo, son cientos de personas”. Al cabo de diez aos y veinte mil kilmetros recorridos en la floresta, escribe Peter Leitner: “…Ahora me doy cuenta de cun ingenuo, iluso e ignorante he sido… Me mordieron dos serpientes (y me asustaron unas cuantas ms), me picaron diez alacranes, sin contar las incontables picaduras de abejas, avispas, matacaballos, tari-tares, londutas, ciempis, mosquitos, zancudos, jejenes, tbanos por millones, esas orugas espantosas que las gentes de los campos llama “gusano de pollo”, y cuanto animalito ponzooso se esconde entre las piedras, con el resultado de tres ataques de dengue y uno de leishmaniosis.” En esos tiempos que cabra calificar de heroicos se escuchan insistentes otros nombres: Alexi Rojas y Luis Laffer. Y tambin una amenaza que todos procuran conjurar: “El vandalismo es un problema. Por ms que lo explicamos, que tratamos de desmentirlo, la gente an cree que debajo de los petroglifos hay tesoros escondidos. A veces rompen las piedras con barras y mandarrias, a veces los fragmentan con candela… Resultado: ningn tesoro. Slo otro patrimonio para siempre destruido.”

Eva Hfle en El Jobo. Estado Falcn
En la presentacin a Petroglifos de Centro Nor-Oeste de Venezuela, Miklos Szabadics Roka escribe: “El contenido de numerosos sitios arqueolgicos de Venezuela nos hace claramente visible el desarrollo del hombre a travs de diferentes perodos culturales. Entre las ms importantes manifestaciones que nos legaron, destaca el arte rupestre como el comienzo de un registro de su pensamiento a travs de las formas. En Venezuela es rica la variedad de grabados, entre ellos podemos encontrar desde puntos y lneas simples hasta formas elaboradas y complejas. La figura humana es frecuente; incluso conocemos algunos ejemplos que representan el movimiento, con extremidades ondulantes, como si estuviera bailando. Entre las representaciones zoomorfas encontramos serpientes, tigres, ranas, lagartos, monos, cachicamos… Algunas imgenes estn grabadas sobre otras ms erosionadas. Todas son expresin de una seleccin deliberada que probablemente corresponde a una simbologa especfica para cada una de ellas.” Miklos cita un pasaje de Leila Delgado (Formas del Inicio, 1987): “Hasta el momento, los descubrimientos de pinturas rupestre en Venezuela han sido escasos y la informacin de tales hallazgos, parcial y fragmentaria, ha sido conocida slo por un pequeo crculo de especialistas, arquelogos y espelelogos. La carencia de informacin ha tenido muchas razones: dificultades en el a los yacimientos, problemas en el relevo arqueolgico y ausencia total de recursos econmicos.
Adems, una mala tradicin nos habitu a pensar que nuestras sociedades antiguas no eran dignas de mencin o estudio. Este prejuicio ampliamente compartido y difundido, neg toda posibilidad de recuperar la memoria de las etnias, que habitaron este territorio en el pasado, ya que desde este punto de vista, nuestros pueblos aborgenes habran sido solamente bandas de nmadas de cazadores y recolectores, sin ningn tipo de vida esttica.” (Subrayado nuestro).
En la segunda edicin del Diccionario de Historia de Venezuela –corregida y aumentada–, fechada en 1997, la redaccin del apartado Arte Rupestre y Petroglifos est a cargo de Jeannine Sujo Volsky; all hace la siguiente detallada relacin de las estaciones de arte rupestre halladas en Venezuela hasta entonces: 320 son estaciones de petroglifos, 28 son pinturas rupestres, 6 son conjuntos megalticos, 10 son piedras o cerros mticos naturales, 18 son bateas (depresiones de forma generalmente rectangular cortadas en la roca), 16 son amoladores (rocas con depresiones de formas ovaladas hechas por abrasin, posiblemente para afilar instrumentos lticos), 2 son yacimientos de micropetroglifos (pequeos guijarros o lajas lticas con grabados), y 1 geoglifo.
Eva Hfle es eminentemente una investigadora de campo infatigable; ha registrado ochocientas (800) rocas con grabados. Luego, sistemticamente ha estudiado, organizado, catalogado, agrupado fotografas por sectores geogrficos, y digitalizado cientos de dibujos. Petroglifos de Centro Nor-Oeste de Venezuela es el logro de muchos aos de incansable trabajo de campo y de laboratorio. Y aunque hemos denodadamente intentado librarnos de la tentacin, no podemos menos sucumbir a ella y escribir con Twain las lneas que Adn escribi en memoria de Eva: “Donde ella estaba, estaba mi Edn.”
Alexi Jos Rojas Guerra: La Guerra Florida por lo Ancestral
Naci en Maiqueta, el 19 de Septiembre de 1951. En el Barrio Ezequiel Zamora, subida El Tanque, transversal a la Vereda 4. Catia La Mar, Municipio Vargas, vive el chamn. Tiene telfono en casa y celular que religiosamente apaga los fines de semana para descansar; mejor es comunicarse con l con tambor de lluvia, con palos de agua. Es Maestro Normalista y ha ocupado numerosos cargos: Maestro de Aula (1970-2003). Director de Cultura y Deportes del Municipio Vargas (1993-1995). Director de Cultura de la Zona Educativa del Estado Vargas (2002-2003). Director Ejecutivo de la Sociedad para el Estudio de las Manifestaciones Rupestres de Venezuela (2005-2007). Actualmente es Director del Museo Arqueolgico Marapa.

Fuente: Ydler
Desde 1974, inicia un proceso de investigacin, estudio y difusin de las manifestaciones culturales del pueblo venezolano, produciendo algunas publicaciones, entre las cuales podemos citar:
- San Benito de Palermo.
- La Wajira, Nuestra Amiga.
- Reflexiones acerca de la Cultura Popular Venezolana.
- Reminiscencia Oriental.
- La Revolucin de Gual y Espaa.
- “Burro y Lus” (Siete cuentos ecolgicos)
- Arte Rupestre del Municipio Vargas
A partir de 1978, realiza investigaciones de Historia Regional, publicando algunos trabajos relacionados con personajes y hechos histricos del Estado Vargas. Esta actividad lo lleva a realizar trabajos de investigacin en el rea de la Arqueologa, fundando el Museo Arqueolgico Marapa. Desde entonces, se dedica a la bsqueda, estudio, rescate, preservacin y difusin de los Bienes Culturales. Lleva a cabo un registro fotogrfico del Arte Rupestre regional, y desde 1987 se dedica a reproducir sobre el lienzo los Petroglifos que va localizando en las altas montaas de la Cordillera de la Costa, frente al cobalto del Caribe.
Crea una novedosa tcnica para realizar sus obras pictricas: Se trata de una pintura elaborada artesanalmente a base de piedra triturada y pulverizada, la que luego es mezclada con elementos naturales como cristal de sbila y linaza. “El pigmento es la misma piedra –declara Alexi–, bsqueda del hombre milenario que plasm sus vivencias en las paredes de las cuevas y refugios naturales, para luego grabarlos sobre las rocas para dejar su huella cultural imborrable hasta nuestros das.” En este campo ha realizado numerosas exposiciones colectivas e individuales, entre las que podemos mencionar:
- Colectiva "Creencia, Tradicin y Cultura". Caracas. 1995
- "Antes de Cristo". Baruta. 1996
- Congreso Mundial de Arte Rupestre. Cochabamba, Bolivia. 1997
- Colectiva Permanente “Galera de Arte Rupestre”. Frankford, Canad.
- Colectiva “Pinceladas de un Milenio”. M.R.E. 2000
- Bienal “Salvador Valero” Edo. Trujillo 2003
- Colectiva “Artistas de Vargas”. Universidad Simn Bolvar. Caracas. 2004
- Colectiva Itinerante “Mar de Leva”. Estado Vargas. 2004-2007
- Colectiva “Mega Exposicin”. CONAC. Vargas y Caracas. 2005
- Colectiva “Mega Exposicin”. CONAC. Vargas. 2006
- Colectiva de Colectivos Fundacultura Vargas, La Guaira, 2005.
- Bienal “Salvador Valero” Edo. Trujillo 2005.
- Muestra permanente en Galera “Novoa”. Galicia, Espaa. 2005.
- Colectiva de Arte Popular “Brbaro Ribas”. Museo de Petare. 2005-2006.
- Certamen Mayor de las Artes. Caracas. 2006
- Colectiva “Presencia”. Vargas. 2006
E individualmente:
- "De la Piedra al Barro". La Guaira. 1988
- "Volviendo al Barro". La Guaira. 1989
- "Alexi, Piedra, Tierra y Glifos". Caracas. 1990
- "Los Glifos de la Piedra". Carayaca. 1991
- "Glifos de Venezuela". San Felipe. 1992
- "Presencia de Nuestro Suelo". El Hatillo. 1993
- "Cosmogona Ancestral I". Caracas. 1993
- "Talerruu". Maiqueta. 1998
- "Kayenta" La Guaira. 1999-2000
- “Retrospectiva”. Valencia. Edo. Carabobo. 2003
- “Aluna”. Universidad Central de Venezuela. Caracas. 2003
- “Pakeo Weya”. Maiqueta. 2003
- Individual itinerante “frica Est Aqu”. Gran Caracas. 2006
Universidad Martima del Caribe y Hotel Alba Caracas. 2007
- “Tierra y Glifos”. Aeropuerto Internacional de Maiqueta. 2008
Asimismo ha sido acreedor de numerosos reconocimientos:
- Federacin Venezolana de Maestros.
- Orden Diego de Osorio en su Primera Clase.
- Orden Diego de Osorio en su Segunda Clase.
- Miembro Honorario de la Sociedad Benfica Auxiliadora.
- Consejo Municipal del Municipio Vargas. Comisin Permanente de Ambiente.
- Orquesta Tpica Cruz Felipe Iriarte.
- Escuela de Msica Pablo Castellanos.
- Proyecto Maracay – Universidad Central de Venezuela.
- Junta Gloria a Vargas.
- Orden 27 de Julio. Ministerio de Educacin y Deportes.
- Declarado Patrimonio Cultural Viviente del Estado Vargas por el Ministerio de Educacin, Cultura y Deportes y el Instituto del Patrimonio Cultural. (2005)
- Orden Cadauainco en su clase nica. (2006)
- Declarado Patrimonio Cultural Viviente por la Cmara Municipal de Vargas. (2007)
Merecidos homenajes a los que grata y modestamente se suma la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, a travs de la Ctedra de Patrimonio Histrico, Cultural y Natural, en el marco del VI Foro Nacional de Investigadores de Arte Rupestre Coro-Puerto Cumarebo 2009.
Alexi Rojas en Vigirima. Estado Carabobo.
En entrevista personal nos refiri: “En la dcada de los aos 90 acompa a Miklos y Eva a varias exploraciones de prospeccin arqueolgica a Falcn, as como a Bolvar y oriente, tambin en Vargas. Igualmente lo hice con los esposos Antczak. Con Miklos puse en prctica lo aprendido en el Instituto de Patrimonio Cultural relacionado con el Anlisis Ltico y con los Antczak lo aprendido en la Universidad Central de Venezuela (Profesor Rodrigo Navarrete) en torno al Anlisis Cermico.” Actualmente Alexi se dedica a exponer la produccin artstica de los pintores regionales y a dictar talleres enseando la tcnica de Pintura Ltica en instituciones educativas y comunidades organizadas del estado Vargas y a nivel nacional: (Estados Yaracuy, Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Portuguesa, Falcn) y a nivel internacional en el Museo “Popol Vuh”, Escuela Regional de Arte de Chiquimula y Universidad de San Carlos de Guatemala con el objeto de acercar a todos al conocimiento del Arte Rupestre y motivar la creacin pictrica.
A Modo de Conclusin
El Foro Nacional de Investigadores de Arte Rupestre es un espacio para la presentacin de ponencias de investigadores y “averiguadores” –como dice el Cronista Oficioso Tito Guerra– de varios Estados del pas, para la muestra exposiciones de arte y artesanas, para visitar estaciones de petroglifos allende nuestros territorios habituales de estudio, para compartir en amistad quienes tenemos temas e intereses comunes... Pero hay ms: El encuentro entre investigadores y el pblico en general tiene como objetivo dar a conocer a los venezolanos la importancia del acervo arqueolgico. Los petroglifos constituyen una manifestacin privilegiada para ar con nuestro pasado ancestral. Cuando vemos un petroglifo, participamos, en buena medida, de una experiencia a la vez esttica y filosfica.
El petroglifo es vulnerable: agentes naturales y sociales atentan contra su integridad. El petroglifo es frgil pese a estar garbado en piedra; y debemos tener presente que no podemos cuidar aquello que desconocemos. El testimonio del petroglifo es complejo, pero contundente: nuestro pasado en Amrica no se inicia en el siglo XVI. Es un pasado ms hondo, se remonta a la aventura de los primeros hombres que llegaron al Nuevo Mundo. Verdaderamente nuevo entonces para el hombre, hace unos 20 30 siglos antes del presente.

Preguntas,
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Cmo citar este artculo:
Morn, Camilo. Eva Hfle y Alexi Rojas: la Investigacin como Vocacin.
En Rupestreweb, /vocacin.html
2010