Petroglifos
de El Mestizo: Museo Originario a Cielo Abierto. Propuesta
Anarquista de Gestin Comunitaria
de
un Sitio Arqueolgico
1d6q1t
Mgs. Sc. Camilo Morn [email protected] Universidad
Nacional Experimental Francisco de Miranda. Maestra
en Museologa.
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Introduccin
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El Estado Falcn cuenta en su Patrimonio Cultural Ancestral
con una de las muestras ms ricas y diversas de petroglifos en Venezuela. Se
les halla en la lnea costera –El Sup, Adcora, Playa de
Cucuruch–, en la sabana rida –El Mestizo, Piedra Pintada, Los
Pozones, Piedra Grande, Cerro Fro, Tupure– y en el sistema montaoso de
la Sierra de San Luis, regin donde se encuentra el Parque Nacional Juan
Crisstomo Falcn, en cuya proximidad destacan las estaciones de Cabure, San
Hilario, El Ramonal, Carayapa, Viento Suave, San Jos, Los Riegos y ro
Hueques.Hasta el momento se han
registrado 20 estaciones de Arte Rupestre en Falcn (Hernndez: 2000), un
inventario que crece conforme se realiza la investigacin de campo (Morn:
2011).
Pese a
la abundancia de estos testimonios del pasado y a la relativa cercana de los
centros poblados, es poco o nulo el conocimiento de que las comunidades poseen de
este legado ancestral. Consideramos que el estudio y preservacin del Arte
Rupestre debe implicar activamente el compromiso de las comunidades organizadas
(Morn: 2007; 2007b), de all la propuesta de musealizar la estacin de
petroglifos de El Mestizo, sustentada en la organizacin comunitaria en un
modelo anarquista de gestin sustentable, ello derivado de observaciones de
campo y reflexiones tericas sobre la gerencia comunitaria del Patrimonio
Cultural (Morn: 2011).
Una
aproximacin orgnica a los petroglifos requiere oponerlos sobre la totalidad
del pensamiento mtico, se requiere entonces de una arqueologa de la
oralidad. Las dataciones, las taxonomas, las caracterizaciones
estilsticas han brindado valiosos hallazgos; pero al lado de estas
metodologas, herederas todas del pensamiento decimonnico, se impone el
recurrir a aqullas que rescaten el carcter proteico del mito.
Ya lo apunt Octavio Paz en un comentario a la obra de Lvi-Strauss: “Cada
mito despliega su sentido en otro que, a su vez, alude a otro y as
sucesivamente hasta que todas esas alusiones y significados tejen un texto: un
grupo o familia de mitos. Ese texto alude a otro texto; los textos componen un
conjunto, no tanto un discurso como un sistema en movimiento, en perpetua
metamorfosis: un lenguaje. La mitologa de los indios americanos es un sistema
y ese sistema es un idioma.” (Paz: 1969, 72) Y ms adelante declara:
“Ninguno sabe que el relato es parte de un inmenso poema. Los mitos se comunican entre ellos por medio de los hombres y sin que
estos lo sepan”.(Ibdem. Subrayado nuestro). Es como explorar un ro desde su
arribo al mar en un delta hasta sus remotas fuentes: una invitacin a la
sorpresa.
El estudio de la Etnologa en Venezuela ha estado
signado epocalmente por el enfoque positivista, marxista o estructuralista, empero
una propuesta de gestin comunitaria de un sitio arqueolgico desde la ptica
crata no se ha hecho hasta ahora. Esta condicin de originalidad absoluta es
seal de un cambio de paradigma posible en las ciencias humansticas en nuestro
pas.
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Planteamiento del Problema
Musealizar una
estacin de Arte Rupestre a travs de la gestincomunitaria sustentada en el pensamiento y la organizacin cratas.
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Formulacin del Problema
El
Mestizo, Municipio Miranda, Estado Falcn, es una pequea poblacin situada en
la llanura rida. En la vecindad de esta poblacin, se encuentra una estacin
de petroglifos que posiblemente fue un antiguo observatorio astronmico de los
antiguos amerindios. Nuestra propuesta es la musealizacin de este contexto
arqueolgico virtud al desarrollo de un museo
de sitio gestionado por la comunidad en el marco de unapropuesta anarquista de organizacin y
gestin.
Objetivos
Objetivo
General:
Musealizar una
estacin de Arte Rupestre gerenciada por las comunidades organizadas a partir
de la organizacin y gestin inspiradas en el pensamiento anarquista.
Objetivos Especficos:
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Fomentar
la capacitacin de talento humano en el rea del estudio y preservacin del
Arte Rupestre a travs de la participacin protagnica de los Consejos
Comunales.
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Realizar
el registro de la estacin de Arte Rupestre empleando distintas tcnicas de
campo.
Cartografiar
la estacin de Arte Rupestre.
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Realizar
Seminarios, Talleres y Congresos en los cuales participen activamente las
comunidades organizadas. Estas actividades comprendern la instruccin
cientfica,poltica y jurdica sobre la gestin del Patrimonio Cultural
y el pensamiento anarquista.
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Realizar
documentales y publicaciones orientados a la divulgacin del patrimonio arqueolgico
y etnogrfico de la zona en estudio.
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Propiciar
la adquisicin de una visin integral de la historia y el desarrollo de la investigacin sobre
el Arte Rupestre en Venezuela.
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Desarrollar
en los participantes las herramientas conceptuales y tcnicas de campo y
laboratorio que le permitan interpretar los diferentes enfoques disciplinarios
de la investigacin en el Arte Rupestre y adaptarlos a la realidad nacional y
regional.
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Propiciar
el desarrollo terico y prctico de la investigacin y la preservacin del Arte
Rupestre a travs de la gestin
comunitaria.
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Satisfacer
las necesidades y demandas actuales y futuras de formacin de talento humano en
el rea de la investigacin y
conservacin preventiva del Arte Rupestre en Venezuela a partir de una
experiencia concreta en la cual las comunidades asuman el rol protagnico desde
una perspectiva anarquista.
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Propiciar
el desarrollo de la investigacin en las reas de: educacin, registro e
inventario, investigacin, curadura, museografa, conservacin preventiva y
gerencia cultural, desarrollo sustentable vinculadas al Arte Rupestre.
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Estimular
el desarrollo de estudios y trabajos interdisciplinarios en los diferentes
campos de la investigacin y la conservacin preventiva del Arte Rupestre.
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Justificacin de la Investigacin
Las nuevas tendencias en la
museologa conllevan a establecer relaciones interdisciplinarias con otras
reas del conocimiento humano, permitindole desarrollar una gestin
musestica amplia, acorde con las
investigaciones que se llevan a cabo en los horizontes de las distintas
ciencias del saber humanstico.Este proyecto, concebidoen la modalidad de investigacin-accin, est orientado a la solucin problemas
quelimitan el desarrollo social de las comunidades rurales del Estado
Falcn a travs de una experiencia piloto en la poblacin de El Mestizo y
estimular un modelo de investigacin de carcter incluyente
yparticipativo en el que la comunidad organizada conozcan su legado
cultural originario, haciendo de ste un motor para el desarrollo sustentable.
El proyecto propicia la articulacin entrediferentes actores
sociales, disciplinas cientficas
y artsticas a partir de la socializacin del conocimiento arqueolgico y
etnogrfico, formando en las jvenes generaciones cuadros cientfico-tcnicos
calificados en el estudio, preservacin y difusin del Patrimonio Cultural Ancestral
(Abreu: s/f), promoviendo el fortalecimiento de espacios para laciencia,
el arte, la tecnologa y la
innovacin a partir del legado arqueolgico representado en el Arte Rupestre.
Promueve la articulacin entre la academia y las comunidad organizada a travs
de los Consejos Comunales, transfiriendo tecnologas, capacitacin, orientacin
e innovacin, fomentando la participacin equilibrada de cientficos, el Poder
Popular y entes gubernamentales en la toma de decisiones y la socializacin del conocimiento,
enfocados en la visin integradora para el desarrollo socioeconmico
sustentable, humanitario, integrado desde una perspectiva anarquista.
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Limitaciones
Las limitaciones son
de diversa ndole, pudiendo discriminarse en: a) Investigacin: La investigacin
sobre Arte Rupestre en Falcn es relativamente escasa si la comparamos con
otras reas del pas, como el rea arqueolgica del Lago de Valencia, los Andes
o los llanos, ello se explica en
parte por el contado nmero de investigadores especializados en la regin. b) Documentales:
En las bibliotecas pblicas de la cuidad de Coro y en la bibliotecas de la
Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM) es poca o nula la bibliografa
sobre temas de Arqueologa, Etnologa y Museologa, mxime aquella actualizada
e integradora de esta disciplinas cientficas. Por lo dems, es una
bibliografa dispersa y de difcil consulta, pues exige viajar a las
bibliotecas de la Universidad de Los Andes (ULA), la Universidad Central de
Venezuela (UCV) o el Instituto Venezolano de Investigaciones Cientficas (IVIC). c) El Mestizo es una
poblacin remota, distante de las principales vas de comunicacin, para llegar
hasta all es menester transitar por caminos de tierra que se deterioran
continuamente como consecuencia de las lluvias estacionales y la falta de
mantenimiento de las rutas de .d) Presupuestarias: la investigacin arqueolgica y etnolgica de campo
requiere insumos logsticos, tcnicos y financieros que no siempre son bien
comprendidos por los entes gubernamentales y las instituciones acadmicas en
las que priva una visin “utilitaria” de la investigacin cientfica.
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Antecedentes de la Investigacin
Las estaciones de Arte Rupestre en el Estado Falcn han sido estudiadas
desde fines del siglo XIX (Hernndez: 1995; 2000). Entre algunos de los
investigadores, cabe destacar los nombres de Richard Ludwig (1887), Pedro Manuel Arcaya
(inicios del s. XX), J. M. Cruxent (1950 - 1980), Miguel ngel Perera (1970),
Janine Sujo Volsky (1975), Janine Sujo Volsky y Ruby de Valencia (1987), Adrin
Hernndez Bao (1970 - 2000). A esta relacin hemos de aadir nuestras propias
investigaciones desarrolladas en el campo desde 2000 hasta el presente (Morn:
2007; 2007b; 2008, 2011).
Entre las investigaciones ms importantes,
apuntemos las realizadas en la estacin Cueva del Indio, en el Parque Nacional Morrocoy, visitada por
Perera en la dcada de los setenta y descrita en la revista de la Sociedad Espeleolgica Venezolana (1970);
o los petroglifos del cerro Santa Ana, pennsula de Paraguan, que ocuparon la
atencin de Pedro Manuel Arcaya a comienzos de la pasada centuria; o, bien, la
estacin de petroglifos cercana a Taimataima, que fueron registrados y descritos por Cruxent; o los
petroglifos cercanos a la poblacin de El Mestizo, municipio Miranda, visitados
por Adrin Hernndez Bao, asociados a una significativa tradicin oral, a tal
punto que se les conoce comoLos Santos, evocando ecos de
sacralidad (Hernndez: 1995; 2000). Los petroglifos tienden un puente entre la
sensibilidad primieva amerindia hasta la plstica de las vanguardias, suerte de
vasos comunicantes, como lo testimonian las obras de J. M. Cruxent y Oswaldo
Vigas y Henry Curiel.
Sin embargo, y pese a esta remota data en cuanto a
investigacin cientfica, es poco el conocimiento de este legado fuera del crculo
reducido y hermtico de los especialistas. A travs de la metodologa de la
investigacin-accin se procura la socializacin del conocimiento, haciendo del
legado indgena un baluarte del desarrollo sustentable de las comunidades
rurales.
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Bases Tericas
Los
petroglifos en el Estado Falcn han sido documentados desde finales del siglo XX. Los primeros registros de
autores venezolanos se remontan a las investigaciones pioneras de Pedro Manuel
Arcaya y Gumersindo Torres en la dcada de los diez de aquella centuria. Hacia
1924, se realiza la primera fotografa de un petroglifo en suelo falconiano;
sus autores fueron Agustn Garca –autor de la clebre novela
regionalista Urupagua– y Flix
Beaujn –pionero de la farmacopea venezolana y director fundador de la
revista Farmacia–. Hacia la segunda mitad del siglo XX, J.
M. Cruxent, Miguel ngel Perera y Adrin Hernndez realizan valiosos estudios,
sustentados en criterios modernos de la Antropologa y en numerosas
expediciones de campo, cuyos resultados se publicaron en revistas y libros
especializados(Morn:
2008). En la dcada de los
ochenta, Jeannine Sujo Volsky y Ruby de Valencia publican importantes obras
sobre los petroglifos venezolanos en las cuales destacan las manifestaciones
rupestres que encontramos en suelo falconiano. Si bien, en nuestro
caso, el estudio de las estaciones de Arte Rupestrees una investigacin casi centenaria, adolece de
discontinuidad generacional en la
elaboracin de una base de datos cientficamente estructurada. A este panorama debemos aadir las estaciones que
recientemente se han reportado y que carecen de un registro cientfico. Estas
estaciones resultan completamente nuevas para la ciencia antropolgica en
Venezuela. El proyecto
de investigacin procura tanto la elaboracin de un archivo de datos como
dirigir los resultados de la investigacin a las comunidades vecinas a las estaciones,
fomentando la gestin comunitaria de un sitio arqueolgico.
En
general, la investigacin de las estaciones de Arte Rupestre en el Estado
Falcn debe ser abordada desde un enfoque multidisciplinario: historia,
etnologa, arqueologa, folklore y geografa deben ser algunas de las varias
disciplinas cientficas que han de converger en su estudio. Desde la
metodologa formalmente cientfica el trabajo puede ser desglosado en cuatro (4) fases: La primera fase de
esta investigacin comprende la recoleccin de los datos derivados del trabajo
de campo, en ella se recopilan informes geogrficos, registros fotogrficos y
tradiciones orales.En la segunda
fase, estos datos se clasifican y ordenan segn su naturaleza y entre ellos se
procura establecer posiblesrelaciones. En la tercera fase, se publican los resultados orientados a
dos horizontes: el pblico especializado (historiadores, historiadores del
arte, antroplogos, arquelogos, historiadores de las religiones) y al gran
pblico, esencialmente a las comunidades vecinas a las estaciones.La cuarta fase comprende un trabajo muy
cercano entre los investigadores y las comunidades campesinas con miras al
estudio, resguardo y potencialidades de las estaciones de manifestaciones rupestres.
El
anarquismo al mismo tiempo que es una filosofa de vida, es tambin una
concepcin de la sociedad y de las formas de organizacin. El pensamiento
anarquista se presenta en este trabajo como uno de los fundamentos tericos y
prcticos de una investigacin que pretende al mismo tiempo que ser un aporte
terico al tema de la investigacin, conservacin preventiva y gestin
comunitaria del legado ancestral, la materializacin de un proyecto de
musealizar un sitio arqueolgico especfico: los petroglifos de El
Mestizo.
Las
estaciones de manifestaciones rupestres pueden constituirse en fuentes de
riqueza material y espiritual: pueden ser un reclamo para el turismo cientfico
y artstico –por otro concepto llamado una industria sin
chimeneas–, produciendo empleos e ingresos en las comunidades cercanas a
estos patrimonios; y a la vez fungir de elementos de cohesin social y
espiritual de las comunidades campesinas al demostrar sus hondas races
histricas. En El Mestizo puede edificarse un Museo in situ dedicado al pasado amerindio que comprenda en su permetro
una estacin de petroglifos, siendo un atractivo turstico y un centro cultural
que bien podra prestar valiosos servicios de la ms variada ndole a las
comunidades cercanas.
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Definicin de Trminos Bsicos
Antropologa:
La palabra antropologa proviene de las voces griegas nthropos (hombre) y logos (estudio, tratado o ciencia). Es frecuente que, como resultado de sus races
etimolgicas, la antropologa sea definida como la Ciencia o el estudio del
hombre. Segn los modernos cnones comunicacionales que procuran erradicar la
discriminacin sexual en el lenguaje, as como la invisibilizacin del gnero
femenino en la habla, esta definicin es “polticamente” incorrecta y debera
dar paso a la definicin alternativa de “Ciencia de la Humanidad”. La antropologa como ciencia es
relativamente nueva ya que surge como tal en els. XIX (Tejera: 1999). Si partimos de una definicin generosa
en su alcance, sta ciencia debera conjuntar la arqueologa, la etnologa, la
etnohistoria, la antropologa fsica o bilgica, “porque todas indagan diversas
manifestaciones del hombre” (Ibdem).
La antropologa tambin puede definirse como el estudio de la cultura o ms
exactamente como el estudio de la diversidad cultural, en tanto que cultura es
“todo lo que el hombre hace” –aqu podra leerse todo lo que hacen el
hombre y la mujer, o ms breve y polticamente correcto: todo lo que hace la Humanidad. Tambin podramos invertir esta
axiomtica definicin y decir con
Briceo Guerrero que cultura es “todo aquello que no se explica sin el hombre”
(…y la mujer…).
Arte Rupestre:
Se conoce como Arte Rupestre a los rasgos de la actividad humana o imgenes que
han sido grabadas (petroglifos) o pintadas (pictografas) sobre superficies
rocosas (Martnez y Botiva: 2004, 10). Una definicin ms inclusiva debe
comprender las piedras mticas y geoglifos. “Su denominacin como
΄arte΄ no significa que se trate de objetivos artsticos en los
trminos y las finalidadescon que
hoy los encontramos desde nuestra cultura occidental. sta es slo una de las
formas como se ha intentado definir su significado. Lo ΄rupestre΄
hace referencia al soporte en que se encuentra (del latn rupe: roca). Quizs sea ms indicado el trmino manifestaciones
rupestres, pues la palabra ΄arte΄ implica un sentido que no
necesariamente coincide con el que le dieron sus ejecutores” (Ibdem).
Una protesta estudiantil en la que los estudiantes arremeten
arrojando piedras contra una columna de policas puede ser calificada de una
“manifestacin rupestre”. Los petroglifos no son slo documentos del pasado,
son testimonios rigurosamente contemporneos. La definicin de Martnez y
Botiva es clara, pero es necesario acotar que el concepto mismo de arte est en
constante revisin y hoy trasciende con mucho los lmites de las bellas artes.
Los petroglifos, las pictografas o pinturas parietales –tambin llamados
petrosimbolos, petrograbados, mitogramas por los acadmicos; calendarios,
letreros, santos, vrgenes, muecos, por las comunidades rurales; tepu mereme (piedras pintadas) por los
Tamanacos–, las piedras mticas y los geoglifos (trmino acuado por J. M. Cruxent en 1948) estn en los
orgenes de la expresin plstica que habra de dar curso al devenir del arte.
En el estado Falcn se han registrado 20 estaciones de petroglifos y tenemos
noticias de una estacin de arte parietal en la vecindad de la poblacin de
Pecaya, municipio Sucre.
Anarquismo:
El anarquismo –que no es, quizs, la filosofa poltica ms
atractiva– puede procurar, sin duda, una base excelente a la epistemologa y a la filosofa de la ciencia (Feyerabend:
1974). Los anarquistas –y, eventualmente, los sindicalistas y los
marxistas– han confiado
siempre en la desaparicin del Estado o en su “agostamiento”, en la sustitucin
del “gobierno del pueblo” por la “istracin de las cosas”; sin embargo, en otros sectores, este pronstico
ha sido considerado una utopa imposible (Caute: 1965, 21).
Como
apunta Harris (1993), a juzgar por los ejemplos de bandas y aldeas que
sobreviven en nuestros das, durante la mayor parte de la prehistoria nuestra
especie se manej bastante bien sin jefe supremo, y menos an ese
todopoderoso Rey Dios Inmortal que
Hobbes crea necesario para el mantenimiento de la ley y el orden entre sus
dscolos compatriotas. La vida del hombre (y de la mujer) transcurri durante 30.000 aos sin la necesidad de
reyes ni reinas, primeros ministros, presidentes, parlamentarios, congresos,
gabinetes, gobernadores, alguaciles, jueces, fiscales, secretarios de juzgado,
crceles ni penitenciaras (Ibdem).
Segn George Orwell, las Izquierdas
–el anarquismo es una filosofa vital y poltica de extrema
izquierda– han heredado la creencia de que la verdad ha de prevalecer y
de que el hombre es bueno por naturaleza, aunque corrompido por lo que lo rodea
(Caute: 1965). Como historiadores y etnlogos, consideramos que la naturaleza
del hombre es cultural. Lo cual abre el abanico para distintos modos de
organizacin social. El anarquismo propone un sistema de organizacin no
jerrquico por oposicin a una organizacin subordinada, una organizacin
horizontal por oposicin a una estructura piramidal, una organizacin de plena
participacin por oposicin a una delegacin de la responsabilidad. El
anarquismo, como filosofa, se
muestra esencialmente optimista respecto a sistemas alternativos de
organizacin y participacin ciudadana.
Como destaca Cappelletti (1990), decir que el anarquismo como
filosofa poltica fue trado a Amrica por emigrantes europeos hacia 1860 es
casi acotar lo obvio. El anarquismo no fue slo la ideologa de masas obreras y
campesinas pauprrimas. Fue muy pronto el modo de ver el mundo y
la sociedad que adoptaron tambin masas autctonas y aun indgenas, desde
Mxico hasta Argentina, desde Zalacosta en Chalco hasta Facn Grande en la
Patagonia. Muy pocas veces se ha hecho notar que el pensamiento crata del
colectivismo autogestionario coincida con el antiguo modo de organizacin
agraria de los indgenas de Mxico y Per, anterior no slo al imperialismo
espaol sino tambin al
imperialismo de los aztecas y los incas. En la medida en que los anarquistas
lograron llegar hasta los indgenas, no tuvieron que inculcarles ideas
exticas, sino slo tornar conscientes las ancestrales ideologas campesinas
del calpul y del ayllu (Cappelletti: 1990, X-XI). “El anarquismo tienen, pues, en
Amrica una amplia historia, rica en luchas pacficas y violentas, en
manifestaciones de herosmo individual y colectivo, en esfuerzos organizativos,
en propaganda oral, escrita y prctica, en obras literarias, en experimentos
teatrales, pedaggicos, cooperativos, comunitarios, etc.” (Ibdem).
Los orgenes del anarquismo como filosofa vital pueden
remontarse hasta el budismo, en su doctrina de que cada quien es artfice de su
propia liberacin, y el taosmo, en algunos pasajes de las obras de Lao Tse y Chuan Tzu. El anarquismo
moderno tiene sus autores clsicos enGodwin, W. Morris, Stuart Mill,P. J. Proudhon, Max Stirner, F. Nietzsche, P. A. Kropotkin, M. A. Bakunin, M. Nettlau, E. Reclus. Una importante
renovacin de este pensamiento ocurri durante las revueltas generacionales de
las dcadas de 1960 y 1970. Actualmente, la vigencia del anarquismo est
necesariamente vinculada a los movimientos ecologistas, la revolucin
informtica, la bsqueda de alternativas de organizacin y participacin, la autogestin social y econmica. En
su amplia variedad de formas, que van desde el anarquismo societario hasta el
anarco individualismo, destaca un rasgo en comn, que es su principio
distintivo en el panorama de la filosofa poltica: el respeto esencial por la afirmacin y los derechos del
individuo.
El anarquismo tiene asimismo una
base antropolgica, que ilustraremos con un ejemplo: Cuando se pregunt a los
!kung si tenan “cabecillas” en el sentido de jefes poderosos, respondieron:
“Naturalmente que tenemos cabecillas. De hecho, somos todos cabecillas…cada uno
es su propio cabecilla.”(Harris: 1993)
Arqueologa:
La palabra arqueologa deriva del griego y est compuesta por el adjetivo
αρχαιος, antiguo y
λογος, discurso. Significa literalmente: discurso antiguo o, mejor an, discurso sobre cosas antiguas (Perinetti: 1975). La palabra arqueologa no es un neologismo, o sea, un
trmino ad hoc sobre races griegas para el uso
moderno. El trmino es antiqusimo y su empleo se remonta a la antigua Grecia.
En efecto, hallamos por primera vez la palabra arqueologa en Platn, quien la
emplea en su dilogo Hipias Mayor con el significado de “historia de los
antiguos hroes, de las razas, de los antiguos orgenes de una ciudad”. En
Tucdides este trmino indica la
historia ms antigua de los griegos, anterior a las guerras del Peloponeso (Ibdem). La consagracin definitiva de la palabra arqueologa como el estudio de los monumentos
antiguos, ocurre en Italia en 1821, al fundarse la Academia Pontificia Romana
de Arqueologa, cuya misin consista en la bsqueda, examen, conservacin,
estudio de los testimonios monumentales. Perinetti define la arqueologa como:
“la ciencia de la Antigedad que se ocupa de los monumentos de carcter no
literario y que estudia las civilizaciones antiguas mediante la excavacin y el
examen de la documentacin monumental de cualquier naturaleza, artstica o no”
(Ibdem).
En tanto que estudio y reflexin
del pasado a travs de documentos materiales no escritos, la arqueologa en
Venezuela puede remontarse a los pueblos indgenas ancestrales cuando proponan
definiciones mticas de sus orgenes. Entre los Tamanacos, verbigracia,
explicaban los petroglifos o tepu mereme (piedras pintadas), como obra de sus antepasados o de su dios creador Amalivaca,
en tiempos de Kata Manoa, la Gran
Laguna o la gran inundacin gensica, in
illo tempore, tal y como documentaron Salvatore Gillij y Alexander von Humboldt.
Durante generaciones, los
campesinos venezolanos han recogido en sus cementeras herramientas de piedra
pulida, de bella simetra de lgrima, a las que comnmente llaman “piedras del rayo” o “piedras
centella”. Requena (1945) las describe como “armas cuya penetracin es por
accin de filo y aplastamiento. En la poca primitiva parece que su forma hubiese
sido la de una almendra, y de all su nombre de amigdaloide; a medida
que las necesidades las fueron perfeccionando, se hicieron ms finas, talladas
y pulidas. Los mangos que las hachas y destrales llevaban adaptados eran de diversos tipos: de horqueta, de bejuco que
contorneaban los surcos, y de aplicacin exclusivamente unilateral, fijndose
estos marcos al hacha por diversos procedimientos y sistemas de ligaduras.”
Apunta Cruxent (1967) que es muy posible que varios mitos y supersticiones sobre
estos “litos” daten de la misma
poca en que fueron fabricados. Los antiguos griegos les daban el nombre de ceraunia-gemma (del griego, keraunos, rayo). Segn Henri Martn, los
druidas consagraban las hachas lticas valindose de conjuros mgicos en los
que las llamas “piedras del rayo”. As, pues, la explicacin campesina sobre el
origen de las herramientas lticas de piedra pulida es virtualmente tan remota
como las herramientas mismas. Hasta
el s. XVI no se tuvo noticia sobre el verdadero origen de las “piedras del
rayo”. Corresponde a Michele Mercati explicarlas como manufacturas de hombres
antiguos. Sus investigaciones fueron publicadas en 1716, o sea, a los ciento
veintitrs aos de su muerte (Cruxent: 1967, 303).
Durante el s. XIX se iniciaron las
primeras colecciones privadas de antigedades en Venezuela, algunas de estas
colecciones pasaron despus a las colecciones de los museos de ciencias, antropologa y arqueologa que
posteriormente se crearan en el pas. En Venezuela, los primeros trabajos
conocidos sobre arqueologa corresponden a Adolfo Ernst, uno de los primeros
representantes del positivismo. “Bajo la influencia de esta corriente del
pensamiento, los intelectuales venezolanos comienzan a interesarse por las
sociedades aborgenes extintas y por las vivientes” (Vargas: 1997, 236). Las
primeras excavaciones sistemticas datan de 1877, se deben a Vicente Marcano junto
con Carlos Villanueva y Alfredo Jhan, quienes se dedican a estudiar la cuenca
del lago de Valencia. Gaspar Marcano publica en 1889 las conclusiones de estas investigaciones, adems de
algunos resultados sobre la arqueologa del rea del Orinoco (Ibdem).
En Venezuela carecemos –es notable– de monumentos
antiguos que capturen inmediatamente la imaginacin del lego en historia,
arqueologa o etnologa. Ello hizo pensar a algunos espritus desprevenidos que
en Venezuela no haba arqueologa o, en el mejor de los casos, nada que pudiese reclamar el estudio de quienes
siguen este captulo de las ciencias. Incluso en aquel perodo que cabra
llamar de los anticuarios, cuyo ms acabado ejemplo es D. Arstides Rojas
–autor de un temprano Estudios Indgenas–, una pieza
arqueolgica era evaluada por su belleza y por su estado de conservacin: si la
pieza estaba intacta y la decoracin que la acompaaba resultaba evocadora y
extica, despertaba algn inters. A. Requena en su Vestigios de la Atlntida, obra sustentada en una
de las primeras excavaciones arqueolgicas documentadas en Venezuela, acusa la
misma tendencia. A tal punto, que la pieza catalogada en su coleccin como N 1
es una monumental vasija funeraria, donada por el Presidente Gral. Juan Vicente
Gmez. Requena agradece en su obra cumplidamente al Gral. Gmez la autorizacin
para las excavaciones arqueolgicas realizadas en sus tierras en los
alrededores del Lago de Valencia. Lo difcil, y que nos debiese llamar a
maravilla, hubiese sido excavar en tierras venezolanas que no fuesen de
Gmez, entonces el mayor latifundista del pas.
Con la
llegada de las compaas petroleras –ms sealadamente la Creole
Petroleum Corporation–, esa situacin cambia significativamente.
Cuando Wendell C. Bennett, Alfred Kidder II, Cornelius Osgood
–antroplogos norteamericanos invitados por Requena entre 1932 y 1934–,
George D. Howard, Clifford Evans, Betty J. Meggers, y los gelogos Douglas
Taylor, Edward S. Deevey, G. D. Jhonson, Wolf Petzall inicien sus
investigaciones, se comenzarn a echar los fundamentos de la arqueologa
moderna en Venezuela, aunque de manera espordica e inconexa.
J. M. Cruxent comenz sus estudios de campo en 1942; su primera
publicacin cientfica data de 1944: Espeleoarqueologa, en: Memoria de
la Sociedad de Ciencias Naturales
La Salle, Caracas, Tomo IV, N 11, p.p. 3-14–, ella es el inicio de una
faena de quince aos de infatigables exploraciones cientficas que coronar en An
Archeological Chronology of Venezuela, en co-autora con Irving Rouse,
arquelogo de la Universidad de Yale, la obra fue publicada por Panamerican
Union, Science Monographs, Washington D.C., 2 vols., 550 p.p., en 1958. La primera edicin castellana de Arqueologa
Cronolgica en Venezuela est fechada en 1961, corri a cargo de los mismos
editores de la versin en lengua inglesa. Nosotros hemos consultado para este
estudio la edicin de 1982, Ediciones de la Unidad Prehispnica de la
Asociacin “Juan Lovera”, Ernesto Armitano Editor, 2 vols., 806 p.p. Un
incremento nada despreciable de 256 pginas desde la edicin prncipe. Cruxent
se sirvi para sus exploraciones del “reciente y rpido desarrollo de la red de
carreteras, que no slo abri nuevas regiones a la exploracin sino que tambin
produjo el descubrimiento de importantes yacimientos.” (Cruxent y Rouse: 1982).
La obra tiene dos fines principales: Primero, ofrecer un panorama de la arqueologa
venezolana; para ello se sirven no slo de sus propias y numerosas
investigaciones, acuden a la bibliografa conocida sobre el tema: realizan una
encuesta cientfica, generosamente reconocieron su deuda con todos aquellos que han
desempeado un papel activo o han colaborado directa o indirectamente al
progreso de la arqueologa venezolana. Entre ellos: Adolf Ernst, Alfredo Jahn,
Gaspar y Vicente Marcano, Lisandro Alvarado, Julio C. Salas, Karl von den
Steinen, Elas Toro, Theodoor de Booy, Luis R. Oramas, Herbert J. Spinden,
Mario Briceo-Iragorry, Wendell C. Bennett, Alfred Kidder II, Hno. Nectario
Mara, Gladys Nomland, Cornelius Osgood, Vicenzo Petrullo, Rafael y Antonio
Requena, Bartolom Tavera Acosta, Miguel Acosta Saignes, Walter Dupouy, George
D. Howard, Gilberto Antolnez, Arstides Rojas, Pedro Manuel Arcaya, Hans
Baumgartner, Adelaida Daz de Ungra, Amlcar Fonseca, J. A. Mata de Gregorio,
Robert L. Hall, Ernest Harburg, Diego Hernndez, George Hill, Pedro Jam, Jos I. Lares, Tulio Lpez Ramrez, Allan
Rafael Lugo Gonzlez, Gorns Mac Pherson, Samuel Daro Maldonado, Guillermo
Zuloaga, Hno. Gins, Eugenio De Bellard, Luis Carbonell, Alberto Mndez A.,
Hilarin Ortinski, Oriol Pi Suer, Carrol L. Riley, Gonzlez Rincones, Jess
Mara Rsquez, Jess Rojas Velsquez, Everett Bauman, Gabriel Chuchani, Eddie
Romero, Frederic Ernest Prince de Saxe-Altembourgh, Miguel Shon, James
Silverberg, F. F. Ferrer, Barbosa de la Torre, Briceo Valero, Pablo Vila,
Julio de Armas, De Venanci, Royo y Gmez, Col. B. Lewis, J. Marrero, Francisco
Tamayo, J. Pelan, Ernesto Sifontes, Sara Orestes, Marcel Roche y J. Odenal.
En segundo lugar, los autores elaboran una
detallada cronologa de los yacimientos arqueolgicos en Venezuela, con el objeto de conseguir una base
sistemtica que sirva para organizar e interpretar el material arqueolgico.
Esta cronologa consiste en una serie de reas y perodos: Saladoide,
Barrancoide, Dabajuroide, Tocuyanoide, Arauquinoide, Ocumaroide, Tierroide,
Memoide y Valencioide.
Estas series estn fundamentalmente definidas por estilos cermicos.
Si bien Arqueologa Cronolgica de
Venezuela es considerada como la obra capital de la esta ciencia en nuestro
pas, los autores la concibieron con un espritu abierto y antidogmtico: “No
pretendemos –escriben los autores– puedan considerarse como definitivos los Perodos
propuestos, ni sus valores absolutos, pero tenemos la impresin de haber
establecido una slida base sobre la cual pueden construir los futuros
arquelogos.” (Cruxent y Rouse: [1958] 1982).
Etnografa:
(del griego, ethnos —εθνος, "tribu, pueblo"— y grapho —γραφω, "yo escribo"—;
literalmente "descripcin de los pueblos") es un mtodo de
investigacin de la Antropologa Social o Cultural
(una de las ramas de la Antropologa que
facilita el estudio y comprensin de un mbito sociocultural concreto,
normalmente una comunidad humana con identidad propia). Para el socilogo Anthony Giddens (1972), la
etnografa es el estudio directo de personas o grupos durante un cierto
perodo, utilizando la observacin participante o las entrevistas para
conocer su comportamiento social para lo que es imprescindible el trabajo de
campo como herramienta bsica.
La investigacin etnogrfica
pretende revelar los significados que sustentan las acciones e interacciones
que constituyen la realidad social del grupo estudiado; esto se consigue
mediante la participacin directa del investigador. Con frecuencia, el
investigador asume un papel activo en las actividades cotidianas de una
comunidad, observando lo que ocurre y pidiendo explicaciones e interpretaciones
sobre las decisiones, acciones y comportamientos. Por extensin, el trmino 'etnografa' tambin se utiliza para
denominar a la obra escrita una vez finalizado el trabajo de campo (p.e.
Etnografa de Los Nuer). Ejemplos clsicos, y en algunos casos
literarios, son los trabajos etnogrficos de Bronislaw Malinowski (Los
Argonautas del Pacfico Occidental, 1922) y Edward Evans-Pritchard (Los Nuer). La etnografa es un proceso sistemtico de aproximacin a una situacin social,
considerada de manera global en su propio contexto natural. El objetivo
fundamental y el punto de partida que orienta todo este proceso de
investigacin es la comprensin emptica del fenmeno objeto de estudio.
El mtodo etnogrfico ha sido
considerado como unode los
procedimientos cualitativos de investigacin ms novedosos y eficaces para
estudiarla realidad social, debido a su
carcter flexible, holstico, naturalista, amplio,subjetivo, inductivo y descriptivo. Este mtodo trata de
comprender lacomplejidad estructural de los
fenmenos que viven y sienten las personasinvolucradas en los ejes problemticos asociados a su
cotidianidad, involucrndolos como co-investigadores de su propia realidad y de
su propio medio. En este sentido, busca la participacin activa de los grupossociales en la organizacin, movilizacin, desarrollo y
participacin de susrecursos
y potencialidades.
Y, siguiendo a Giddens (Ibdem), la etnografa,
cuando tiene xito, proporciona una informacin sobre la vida social mucho ms
rica que la mayora de los restantes mtodos de investigacin. Una vez que
sabemos cmo se ven las cosas desde dentro de un determinado grupo, es probable
que alcancemos una comprensin ms profunda de por qu determinadas personas
actan de una manera dada. Tambin podemos aprender ms sobre los procesos
sociales que se solapan con la situacin que estudiamos. Con frecuencia se
considera que la etnografa es un tipo de investigacin cualitativa, porque le preocupan ms las interpretaciones subjetivas que los datos
numricos. La etnografa tambin proporciona al investigador ms flexibilidad
que otros mtodos, ya que le permite adaptarse a circunstancias nuevas e
inesperadas y aprovechar las oportunidades que pudieran surgir durante el
estudio.
Petroglifo:
La voz petroglifo la encontramos en el Diccionario de la
Real Academia Espaola, donde leemos: “(Del gr πέτρα, roca, y un der.
-γλυφς, del
verbo que significa cincelar, grabar) m. Grabado sobre roca obtenido por
descascarillado o percusin, propio de pueblos prehistricos.” La referencia
ms remota a los petroglifos en Venezuela es un documento fechado en 1729 por
el p. j. Juan Rivero, intitulado Historia
de las Misiones de los Llanos de
Casanare y los ros Meta y Orinoco. En esta relacin, Rivero narra que los
misioneros que llegaron en 1671 a
la confluencia de los ros Sinaruco y Orinoco encontraron “unos peascos muy
altos en los cuales haba unas figuras esculpidas… con tal arte y disposicin que no es posible haberse
formado en ellas tales imgenes o dolos sino por arte del demonio, porque si
atendemos a la altura y lo inaccesible de las peas, no era posible subir a
ellas, as por la mucha altura como por lo tajado del risco.”
El
primer escrito sobre Arte Rupestre realizado por un autor venezolano lo debemos
a la pluma de Arstides Rojas. El
3 de febrero de 1874, en las pginas de La
Opinin Nacional, Rojas publica
la primera de tres entregas de este trabajo pionero. Siguiendo la prolija descripcin hecha por Pedro
Grases, sabemos que el artculo est estructurado por: Un paisaje de las Costas
de Puerto Cabello. –El jeroglfico de Campanero, en San Esteban.
–Los Jeroglficos de Guataparo, San Pedrito y Yaritagua. –Dilatada
Regin con jeroglficos del Orinoco y Esequivo. –Regin del Amazonas.
–Humboldt, Schomburgk, Wallace. –Veneracin de los Indios por los
Monumentos Jeroglficos. –Opiniones de Humboldt. Las otras dos entregas
aparecieron en las ediciones del 4
y el 5 de febrero de 1874. Este ensayo fue premiado por la Academia
de Ciencias Sociales –Caracas– en el Certamen Literario del 28 de Octubre de 1877,
financindose su publicacin por este gremio acadmico; desde entonces, este
ensayo ha conocido varias ediciones conjuntamente con otros estudios
indigenistas del autor. La ms reciente est fechada en 2008. Establecer con
precisin la primera edicin de este texto no es un solitario ejercicio de erudicin; au contraire: arroja datos cruciales
sobre el registro y conocimiento de las estaciones de petroglifos en Venezuela;
nos permite, por ejemplo, fechar hacia 1873 la acuarela que Anton Gering
hiciese del petroglifo de Campanero, en la regin central del pas, y que ste obsequiase a Rojas en
vsperas de la publicacin del artculo en La
Opinin Nacional; asimismo
permite remontar en el tiempo los artculos sobre petroglifos venezolanos que
desde Caracas, Adolf Ernst remitiese a la revista Globus en Berln.
Los
petroglifos del Estado Falcn han sido objeto de estudio desde 1887 (Vide Antecedentes de la Investigacin, supra). El enfoque actual procura la
integracin de la ciencia, la gestin comunitaria y el desarrollo sustentable
.
Museo:
El ICOM (Comit Internacional de Museos, creado en 1946) defini al
Museo (del griego mouseion: de
las musas) en 1974, como una “Institucin permanente, sin fines lucrativos, al
servicio de la sociedad y de su desarrollo, que adquiere, conserva, comunica y
presenta con fines de estudio, educacin y deleite, testimonios materiales del
hombre y su medio” (definicin ratificada en 1989). Esta definicin tambin incluye:
- Institutos de conservacin y galeras de exposicin
dependientes de archivos y bibliotecas.
- Lugares y monumentos arqueolgicos, etnogrficos y
naturales y los sitios y monumentos histricos, teniendo la naturaleza de museo
por sus actividades de adquisicin, conservacin y comunicacin.
- Instituciones que presentan especmenes vivientes
tales como jardines botnicos y zoolgicos, acuarios, vivarios, etc.
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En Culturas Hbridas (1989), Garca
Canclini alegricamente ilustra el
problema de abordar la ciudad desde distintas ciencias sociales, esta
dificultad podemos aplicarla a los Museos, en tanto que espacios en los que
convergen distintas lecturas provenientes de distintas disciplinas
humansticas: “El antroplogo llega a la ciudad a pie, el socilogo en auto y
por la autopista principal, el comuniclogo en avin. Cada uno registra lo que
puede, construye una visin distinta y, por lo tanto, parcial. Hay una cuarta
perspectiva, la del historiador, que no se adquiere entrando sino saliendo de
la ciudad, desde su centro antiguo hacia las orillas contemporneas. Pero el
centro de la ciudad ya no est en el pasado.” (Garca: 1989, 25). Sustituyamos
la palabra ciudad por la palabra Museo y tendremos, a nuestro parecer, una
descripcin certera de la contradiccin entre los enfoques y el sentido de los
museos desde distintas ciencias sociales. Esa contradiccin no siempre es
salvable y, eventualmente, es irreductible, siendo las contradicciones entre el
antroplogo y el historiador, en una parte, y el socilogo y el comuniclogo,
en la otra, las ms acusadas. El Museo, visto desde las perspectivas de la
historia y la etnologa, es un reflejo de los procesos sociales que conforman
la identidad, desde la visin sociolgica es escenario de reconocimiento de esa
identidad, desde el punto de vista del comuniclogo los museos son referentes y
en estos referentes hay contenidos que transmitir.

Museo Comunitario:
La dialctica entre los museos y la sociedad es un proceso dinmico. Desde
la gnesis de los museos, como
instituciones que reflejaban el poder y los gustos de las clases dominantes,
hasta el rol docente y espejo de los pueblos que actualmente asumen los museos
modernos, el camino ha sido largo, tortuoso y complejo. Es una historia que se
est escribiendo.
Consideremos las reflexiones hechas para Mxico por Mansard (2008,
72): “Vistos de manera tradicional, los museos son slo
repositorios, bodegas, escaparates, lugares de culto “a la memoria y el
olvido”…, acervos en manos de algunos curiosos y cuidadores, que carecen de
significado para buena parte de la sociedad. Con todo y ello, no hay que
descartar que estos thesaurus siguen
teniendo hasta la fecha un encanto especial. Muchos turistas, sobre todo los
que cuentan con una amplia cultura museal, no pierden la oportunidad de visitar
el conjunto de monedas o los especmenes de historia natural desfilando uno
tras otro en los gabinetes antiguos o en grandes y pesadas vitrinas. En la
actualidad y ante los embates de la modernidad, el ofrecer estos museos de
poca no como bodegas, sino como productos culturales propios de un periodo
histrico, se apunta hacia la recuperacin de visitantes.” En Mxico
hay ms de mil museos, y que estos forman parte integral de la oferta
turstica.
Sin embargo y pese a lo apuntado, el puente entre los Museos y las
comunidades no est tan desarrollado como es de desear y an amplios sectores populares
no frecuentan los museos y menos an se ven reflejados en ellos, sobreviviendo
la imagen de instituciones acartonadas, prohibitivas y glidas propias de los
museos istrados con una orientacin meramente coleccionista y adoradora
del objeto por el objeto en s mismo. No obstante, claras seales apuntan a una
redefinicin del papel social de los museos y de su imagen de cara al amplio
tejido social. Una historia que, como ya dijimos al inicio de este apartado, se
est escribiendo ahora, en el momento en que reflexionamos sobre estos temas.
Como acota Galindo (2010, 6): “La comunidad es habitante, y actor del
museo comunitario, nunca un visitante o pblico, y es la comunidad uno de los
factores determinantes en la concepcin de su
museo. Al ser el museo comunitario una accin de valorizacin del
territorio y sus habitantes, la comunidad no podra ser pblico de su propia
vida, es un actor en cuanto es el intrprete de la accin y sobre quien recaen
las consecuencias de sus actos, es en la medida que sabiendo las
potencialidades del museo, lo utiliza conscientemente para el desarrollo social
y colectivo” (nfasis nuestro).
La musealizacin de un contexto
arqueolgico, virtud la gestin
comunitaria, orientada filosficamente por principios anarquistas de
organizacin y participacin, es expresin de un cambio de paradigma en cuanto al rol y el semblante
futuro de los museos en el espejo social.
Mito:
Estamos plenamente convencidos con Pavese de que el mito es un lenguaje, un medio expresivo –esto es, no algo arbitrario,
sino una matriz de smbolos que posee, como todo lenguaje, una particular
sustancia de significados que ningn otro medio podra proporcionar. “Cuando
repetimos un nombre propio, un gesto, un prodigio mtico, expresamos en media
lnea, en pocas slabas, un hecho sinttico y abarcador, un meollo de realidad
que vivifica y nutre todo un organismo de pasin, de estado humano, todo un
complejo conceptual.” (Pavese: 1947, 92)
El
mito es tambin una estructura lingstica que esconde otra estructura ms
profunda, la cual procura constituir, segn Lvi-Strauss, respuestas claves a
preguntas esenciales que se hacen los hombres universalmente. Clarac (1992) ha
sealado que un mito es a menudo un relato que conserva a travs del tiempo unos hechos histricos, los cuales van
modificndose en el devenir del tiempo, llegando a mitificarse plenamente.
Para la clara valoracin de los
petroglifos, las fuentes y las piedras mticas y otras manifestaciones de
nuestro legado indgena es preciso oponerlas sobre la totalidad del pensamiento
mtico, se requiere entonces de una arqueologa
de la oralidad. “El mito
–sostiene Marc de Civrieux– constituye la raz de toda cultura
natural, es decir, de toda cultura autctona, desde la poca arcaica hasta la
poca actual, ya que sobrevive en las habitaciones humanas no urbanas de la
actualidad y nada ha cambiado en su mensaje universal ni en sus episodios
anecdticos, desde el tiempo de los babilonios o los egipcios…El mito no usa
conceptos para expresarse, sino que relata escenas concretamente vividas y sus
personajes son arquetipos que nunca mueren ni envejecen. Comunica enseanzas
fuera de los conceptos filosficos de origen urbano, basados en hechos
objetivos sin juicios de valor. Esos son sus smbolos.” (Civrieux: 2000, 97).
Al
inquirir sobre los petroglifos y las piedras mticas, el nombre del Diao Manaure se nos impona de una y mil
maneras (Morn: 2007; 2008). Las fuentes histricas (Castellanos: [s. XVI] 1944; Jahn: 1927; Antolnez: 1944; Alvarado: 1989) concuerdan en que la nacin
Curiana o Caqueta estaba dividida en multitud de cacicazgos independientes
unos de otros, pero sometidos a la autoridad absoluta del gran seor de
Paraguan, el cacique Manaure, al cual consideraban sus sbditos depositario de
la autoridad religiosa, y como de origen divino atribursele la facultad de
disponer a su antojo la produccin de fenmenos naturales y tambin de hacer
abundar las sementeras. Frazer ha demostrado s que cuando todas estas
circunstancias concurren en una sola persona, se trata de un Sacerdote-Rey,
esto es, alguien que rene en s poderes polticos y religiosos. (Vide Antolnez:
1944). El de Manaure uno de los mitos fundacionales de la cosmogona ancestral de la regin coriana. (Morn:
2011
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Hiptesis
Nuestra hiptesis puede expresarse
sintticamente de esta forma: las comunidades organizadas, trabajando conjuntamente
con la comunidad cientfica, estn
en capacidad de custodiar y gerenciar su Patrimonio Cultural Ancestral. En el
caso especfico que nos ocupa: la estacin de petroglifos de El Mestizo, virtud a la musealizacin sustentable
y minimalista de un contexto arqueolgico. La organizacin comunitaria estar
orientada en su filosofa y praxis por el pensamiento anarquista.
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Variables
Nuestras
principales variables en cuanto a la investigacin de campo de las estaciones
de Arte Rupestre son: a) Espaciales y b) Sociales. Las espaciales comprende la
distribucin en el terreno los petroglifos: se encuentran dispersos en el
terreno o estn concentrados en una sola estacin. Este factor topogrfico es
fundamental en el desarrollo de la musealizacin del contexto arqueolgico,
pues requiere de estrategias especficas diferenciadas para cada caso. Sociales: relativas a la
organizacin de la comunidad, la base econmica que sustenta dicha comunidad, y
especialmente el conocimiento y valoracin del Patrimonio Cultural de los
pobladores.
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Nivel de Investigacin
Segn Arias (2006), la
investigacin explicativa es aquella que procura establecer el porqu de los
hechos mediante el establecimiento de relaciones causa-efecto. En este sentido,
las investigaciones explicativas tratan tanto la determinacin de las causas
(investigacin post facto), como
los efectos (investigacin experimental), mediante la prueba de la hiptesis.
Sus resultados y conclusiones constituyen el nivel ms profundo de
conocimientos (Ibdem). Por su parte
Ary, Jacobs y Razavieh, (citados por Arias: 2006, p. 26) consideran los
estudios correlacinales como un tipo de investigacin descriptiva que trata de
determinar el grado de relacin existente entre las variables. Segn estas
caracterizaciones, nuestra
investigacin, concebida bajo los criterios de la investigacin-accin, (musealizacin
de un contexto arqueolgico), en un enfoque etnogrfico (observacin
participante) posee rasgos de estudios correlacionales (Vide infra: variables) y explicativas. Esta superposicin y convergencia de niveles es comn en
la investigacin etnogrfica en la cual el instrumental terico se desarrolla
conjuntamente con la recoleccin y la interpretacin de los datos de la investigacin.
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Diseo de la Investigacin
La
investigacin participa, como ya se ha dicho, de la convergencia de distintos niveles y mtodos, a saber: histrico,
etnogrfico e investigacin-accin. El mtodo histrico se aplica en la
revisin detallada de la bibliografa y la hemerografa sobre el tema del Arte
Rupestre en Falcn con el fin de compendiar una base de datos actualizada que
est disponible para los investigadores, los artistas, los artesanos, los
estudiantes y las comunidades organizadas. El mtodo etnogrfico se expresa en
la convivencia con las comunidades a travs de la observacin participante, en
la que el investigador conjuntamente con la comunidad desarrolla estrategias
para el estudio y la gerencia del legado arqueolgico. La aplicacin de la
metodologa de la investigacin-accin implica que durante el mismo desarrollo
de la investigacin han de producirse resultados concretos que incidan sobre la
valoracin y el manejo del legado arqueolgico como motor del desarrollo
socialista y sustentable, en armona con el medio ambiente y la legislacin de
la Repblica Bolivariana en materia del Patrimonio Cultural. La investigacin
de campo, segn Arias (2006, 31), es aquella que se basa en la recoleccin de
datos directamente de los sujetos investigados o de la realidad donde ocurren
los hechos (datos primarios), sin manipular o controlar variable alguna, es
decir, “el investigador obtiene la informacin pero no altera las condiciones
existentes” (Ibdem). Si bien la
definicin de Arias se ajusta en un primer momento a nuestra investigacin, es
claro que no comprende los cambios que esperamos producir como resultado de la
misma (la musealizacin de un
sitio arqueolgico por gestin comunitaria), lo que hace que nuestra propuesta
de investigacin a una vez un trabajo terico y al mismo tiempo una accin
social concreta.
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Tcnicas e Instrumentos de
Recoleccin de Datos
Segn Arias (2006), las tcnicas de recoleccin de datos son
las distintas maneras o formas de obtener la informacin necesaria. Son
ejemplos de tcnicas: la observacin directa –y su correlato etnolgico:
la observacin participante–, la encuesta, la entrevista, la revisin
bibliogrfica, la crtica interna y externa del documento –un mtodo
propio de la investigacin histrica–. Los instrumentos son los medios o
implementos tcnicos que se emplean para recoger y almacenar los datos (Ibdem). El componente etnogrfico puede dar lugar al desarrollo de algunas
alternativas de investigacin accin puestas al servicio de proyectos de
desarrollo comunitario o de proyectos de transformacin de la cultura
organizacional. En nuestra investigacin, en la medida en que
convergen distintos enfoques (histrico, etnolgico, investigacin-accin), se
emplean distintos implementos, unos aplicados al trabajo histrico: fichas,
resmenes, catlogo de autores y publicaciones; etnolgicos: entrevista no
estructurada, observacin participante, tablas de doble entrada para anlisis
de mitos y otras informaciones orales; y, finalmente, aplicados al trabajo de
campo: GPS, grabador, cmara digital, frottages,
mapas.
En
resumen: los procedimientos de la investigacin cientfica van desde el
registro de las estaciones de Arte
Rupestre con el empleo de sistemas de posicionamiento global (G.P.S.) y
fotografa digital hasta los mtodos clsicos en la ciencia etnolgica:
conversacin con los informantes, elaboracin de un detallado diario de campo,
aplicacin de encuestas y estudios estadsticos; tendentes, tanto las
tecnologas de punta como los mtodos tradicionales, a obtener un registro lo
ms completo posible de las representaciones culturales –pasadas y
presentes– asociadas a los petroglifos, piedras mticas y pinturas
rupestres en el entorno.
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Tcnicas de Procesamiento y
Anlisis de Datos
El procesamiento y el anlisis de
los datos implica tcnicas lgicas (induccin, deduccin, anlisis y sntesis)
o estadsticas (descriptivas o inferenciales), que se emplearn para describir
y articular en un discurso cientfico lo que revelan los datos recolectados
(Arias: 2006).
La etnologa es el arte de decir
aquello que no est dicho expresamente en los seres y en las cosas, sino
sugerido (Morn: 2007). Pero ms all de esta propiedad, especfica de algunas
disciplinas humansticas, los datos sern clasificados, registrados, tabulados
y codificados segn los distintos requerimientos de la investigacin.
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Recursos: Humanos, Materiales, Financieros
Los recursos humanos de esta
investigacin son, en primer lugar, los habitantes de El Mestizo, asistidos por
la comunidad cientfica y los estudiantes del Programa de Servicio Comunitario
de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), en
alianza estratgica con el Museo de Arte Coro, la Casa del Artesano del
Municipio Miranda, la Red de Arte Coro y la Red de Libreras del Sur. Los
gastos pueden ser desglosados como sigue:
Materiales y suministros: 1.900, 00
Bs.
Servicios: 50.000, 00 Bs.
Viticos: 55.860,00 Bs.
Equipos: 42.000, 00 Bs.
Total: 149.760,00.
Fuentes de Financiamiento:
Pese
a que el enfoque filosfico de este proyecto est sustentado en el pensamiento
anarquista y promueve la autogestin comunitaria, es al mismo tiempo una
iniciativa que procura mejorar las condiciones de vida de las comunidades. Por ello consideramos que puede ser financiado
a travs de las polticas del Estado venezolano toda vez que la riqueza de la
Nacin debe ser considerada como el capital de los ciudadanos y no como el
privilegio de los funcionarios del Estado o los detentores del poder poltico en turno. Es por ello que proponemos
algunas fuentes posibles de financiamiento, con la expresa salvedad que
recomendamos la
autogestin y el autofinanciamiento del proyecto y la gestin comunitaria del
museo de sitio.
Proyecto
Nacional Simn Bolvar 2007-2013:
A partir del 2 de febrero de 1999 se inici un proceso de cambios en
Venezuela, orientado hacia la construccin del Proyecto Nacional Simn Bolvar,
el cual contina en esta nueva fase de gobierno para profundizar los logros
alcanzados por las Lneas Generales del Plan de Desarrollo Econmico y Social
de la Nacin 2001 – 2007. En
este prximo perodo 2007- 2013, se orienta Venezuela hacia la construccin del
Socialismo del Siglo XXI. Segn el Proyecto Nacional Simn Bolvar 2007-2011,
la suprema felicidad social es la visin de largo plazo que tiene como punto de
partida la construccin de una estructura social incluyente, formando una nueva
sociedad de incluidos, un nuevo modelo social, productivo, socialista,
humanista, endgeno, donde todos vivamos en similares condiciones rumbo a lo
que deca Simn Bolvar: “La Suprema Felicidad Social”. Para la construccin de
esta sociedad posible es menester el cabal conocimiento de nuestro pasado
arqueolgico. Las bases de las polticas de la construccin de una nueva
estructura econmica y social incluyente estn contenidas en la Constitucin de
la Repblica Bolivariana de Venezuela, en las tradiciones de lucha del pueblo
venezolano y en la voluntad poltica del actual gobierno de avanzar hacia la
construccin del socialismo. En este sentido, es vital el protagonismo de las
comunidades organizadas en el estudio y preservacin de su legado histrico
originario. Las relaciones sociales de produccin del socialismo estn basadas
en formas de propiedad social, que comprenden la propiedad autogestionaria,
asociativa y comunitaria. Los contextos arqueolgicos son bienes patrimoniales
de la nacin venezolana, su gestin y manejo requiere del desarrollo de una
conciencia socialista y genuinamente patritica
rea Estratgica:
Dinmicas, tendencias y desafos en desarrollo urbano. Sub-reas: 1.
Desarrollo de sistemas de informacin para la ordenacin del territorio y el
uso del espacio. 2. Participacin y cultura comunitaria en hbitat, vivienda y
servicios (planificacin, autogestin, atencin a discapacitados). 3. Sistematizacin
de experiencias de organizaciones de poder popular en la planificacin,
construccin y adjudicacin de hbitat, viviendas y servicios. 4. Identidad cultural y desarrollo
urbano.
LOCTI:
La Ley Orgnica de Ciencia, Tecnologa e
Innovacin (LOCTI) tiene por objeto dirigir la generacin de una ciencia,
tecnologa, innovacin y sus aplicaciones, con base en el ejercicio pleno de la
soberana nacional, la democracia participativa y protagnica, la justicia y la
igualdad social, el respeto al ambiente y la diversidad cultural, mediante la
aplicacin de conocimientos populares y acadmicos. A tales fines, el Estado
Venezolano formular, a travs de la autoridad nacional con competencia en
materia de ciencia, tecnologa, innovacin y sus aplicaciones, enmarcado en el
Plan Nacional de Desarrollo Econmico y Social de la Nacin, las polticas
pblicas dirigidas a la solucin de problemas concretos de la sociedad, por
medio de la articulacin e integracin de los sujetos que realizan actividades
de ciencia, tecnologa, innovacin y sus aplicaciones como condicin necesaria
para el fortalecimiento del Poder Popular.
Las actividades cientficas,
tecnolgicas, de innovacin y sus aplicaciones son de inters pblico para el
ejercicio de la soberana nacional en todos los mbitos de la sociedad y la
cultura.
Son sujetos de esta Ley:
1. La autoridad nacional con competencia
en materia de ciencia tecnologa, innovacin y sus aplicaciones, sus rganos y
entes adscritos.
2. Todas las instituciones, personas
naturales y jurdicas que generen, desarrollen y transfieran conocimientos
cientficos, tecnolgicos, de innovacin y sus aplicaciones.
3. Los ministerios del Poder Popular que
comparten, con la autoridad nacional con competencia en materia de ciencia,
tecnologa, innovacin y sus aplicaciones, la construccin de las condiciones
sociales, cientficas y tecnolgicas para la implementacin del Plan Nacional
de Desarrollo Econmico y Social de la Nacin.
4. Las comunas que realicen actividades
de ciencia, tecnologa, innovacin y sus aplicaciones.
PEII:
El Programa de Estmulo a la
Investigacin e Investigacin (PEII) es un programa del Ministerio del
Poder Popular para Ciencia, Tecnologa e Industrias Intermedias que se ejecuta
a travs del Observatorio Nacional de Ciencia Tecnologa e Innovacin (ONCTI), destinado a estimular y fomentar el desarrollo de la ciencia, tecnologa e
innovacin, orientada hacia las reas prioritarias establecidas por la
Autoridad Nacional con competencia en Ciencia, Tecnologa, Innovacin y
sus aplicaciones. Es aplicable a todos los actores del PEII, tanto a los
(as) aspirantes, innovadores (as) e investigadores (as), como tambin a
aquellos (as) que tienen la responsabilidad de ejecutar las actividades
internas del PEII.
Fondos Internacionales:
Numerosas instituciones
realizan convocatorias anuales con miras a financiar proyectos de gerencia
cultural, a continuacin una relacin sumaria de algunas estas instituciones:
Banco Interamericano de
Desarrollo (BID).
Agencia Espaola de
Cooperacin Internacional (AECI).
Programas de Ayuda
Directa de la Embajada de Australia.
Proyectos Comunitarios
APC de la Embajada de Japn.
Fondos de la Unin
Europea (UE).
Convenio Andrs Bello
“Somos Patrimonio”.
Fondos Regionales y Nacionales:
El museo comunitarios de sitio en El
Mestizo, Municipio Miranda, podran ser co-financiado por la respectivas Alcalda y el Consejos Legislativo, previo estudio
presupuestario y declaratoria del sitio arqueolgico como Patrimonial Municipal.
El Instituto Municipal de
Patrimonio (IMP) podra disponer recursos para la promocin, conservacin y
gestin de los petroglifos de El Mestizo. El Instituto de Cultura del Estado
Falcn (INCUDEF)
podra capacitar y pagar un personal esencial para la custodia y promocin de
las estaciones rupestres de ambos municipios. A la Corporacin Falconiana de
Turismo (CORFALTUR) corresponde crear las condiciones ptimas para el
desarrollo del turismo cultural sustentable a travs de la promocin,planes de capacitacin e inversin en
infraestructura que permita la musealizacin digna del Patrimonio Cultural. Empero,
la fuente de financiamiento ms adecuada a un museo de sitio de gestin
comunitaria es la propia, aquella generada por la misma comunidad a partir de
su legado cultural originario, la
autofinanciacin a travs de
bienes y servicios ofertados por la comunidad organizada.
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Cronograma de Actividades
1era Fase:
-
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Enero: Registro cartogrfico georeferenciado,
registro de campo de la estacin de petroglifos y fotografa digital.
- Febrero - Junio: investigacin Etnolgica y
Arqueolgica de la Comunidad de El Mestizo.
- Mayo - Junio: bsqueda de financiamiento.
- Enero - Mayo: Redaccin de los primeros
Informes.
2da Fase:
-
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Marzo - Junio: reuniones con los Consejos
Comunales.
- Abril - Junio: Congresos, Talleres y
Seminarios.
- Mayo: propuesta de Declaratoria como Bien
Patrimonial del Municipio Miranda.
- Mayo - Junio: Redaccin de informes.
3era Fase:
- Junio: musealizacin de la estacin de petroglifos
de El Mestizo.
- Junio - Agosto: Redaccin de Memoria de
Grado.
4ta Fase:
-
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Publicacin y Difusin de los Resultados.

Preguntas,
comentarios? escriba a: [email protected]
Cmo
citar este artculo:
Morn, Camilo. Petroglifos
de El Mestizo: Museo Originario a Cielo Abierto.
Propuesta
Anarquista de Gestin Comunitaria
de
un Sitio Arqueolgico.
En Rupestreweb, /elmestizo.html
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de diciembre de 1999). Gaceta
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Bolivariana de Venezuela.
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