Petroglifos de la Corona del Rey. Aportes para el conocimiento del patrimonio arqueolgico de la Cuenca del lago de Valencia, Venezuela
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Leonardo Pez. [email protected] Sociedad para el Estudio de las Manifestaciones Rupestres de Venezuela (SEMARVE)
Resumen
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El yacimiento de Manifestaciones Rupestres de La Corona del Rey, ubicado en los estribos montaosos del rea nor-occidental de la Cuenca del lago de Valencia, regin nor-central venezolana, conforma un punto intermedio entre los yacimientos rupestres enclavados en las faldas y laderas que bordean la Fila La Josefina, ocupando un sitio estratgico de aproximadamente 4.000 m2.
Partiendo del relevamiento de 31 rocas con un total de 46 grafas y prestando especial inters y preocupacin en la obtencin fidedigna de los datos, se abordarn algunas aproximaciones iconogrficas, clasificatorias, interpretativas, comparativas, cronolgicas y del estado de conservacin, contribuyendo al estudio y comprensin de este legado histrico, hasta la fecha poco conocido fuera del mbito local.
De estos anlisis derivan el uso y ocupacin del sitio por un prolongado perodo de tiempo en los que varios grupos participaron de la realizacin de los grabados, resaltando aspectos concordantes con las investigaciones etnogrficas y etnolgicas de la regin del noroeste amaznico y los estudios arqueolgicos que muestran las influencias arauquinoides en la regin de la Cuenca del lago de Valencia. Por ltimo se resalta la urgencia de desarrollar al corto plazo acciones de defensa y resguardo para paliar los factores de riesgo que condenan al patrimonio arqueolgico de La Corona del Rey a perderse irremediablemente en pocos aos.
Palabras clave: Corona del Rey, registro, documentacin, defensa, lago de Valencia.
Summary
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The site of the rock art “The King Crown”, located in the foothills of north-western area of Lake Valencia Basin, north-central Venezuela, forms a middle ground between rock art sites nestled in the foothills and slopes Row bordering La Josefina, occupying a strategic site of approximately 4,000 m2.
Based on the survey of 31 rocks with a total of 46 graphs and with particular interest and concern in obtaining reliable data, will address some iconographic approaches, qualifying, interpretive, comparative, chronological and conservation status, contributing to the study and understanding of this historical legacy, so far little known outside the local area.
From this analysis derive use and occupation of the site for a prolonged period of time during which several groups involved in the implementation of the prints, highlighting aspects consistent with the ethnographic and ethnological investigations in the region of the Northwest Amazon and archaeological studies that show Arauquinoid influences in the region of the Basin of Lake Valencia. Finally, it highlights the urgency of developing the short-term protection and stewardship actions to mitigate the risk factors that condemn the archaeological heritage of “The King Crown” to be irretrievably lost in a few years.
Keywords: Corona del Rey, registration, documentation, advocacy, Lake Valencia.
Introduccin 3m3z6c
El yacimiento de Manifestaciones Rupestres de La Corona del Rey est situado en la fila La Josefina, estribo montaoso de la vertiente sur de la Cordillera de la Costa, bajo jurisdiccin del Parque Nacional San Esteban, a 1.100 m.s.n.m., en la zona limtrofe entre los municipios San Diego y Guacara del estado Carabobo, regin nor-occidental de la Cuenca del lago de Valencia, Venezuela. Ocupa un lugar estratgico de aproximadamente 4.000 m2, con una vista panormica de las tierras llanas occidentales del lago y los ramales montaosos que conforman la serrana [Fig. 1].
La fila La Josefina discurre casi en sentido norte-sur, separada por un abra natural de la fila Macomaco, donde actualmente cruza el corredor vial Yagua–Puerto Cabello. Por su flanco oeste posee nacientes que alimentan el ro San Diego, y por el este brotan y hacen su recorrido las quebradas Los Colorados, Las Maras y El Pozote, afluentes del ro Vigirima, hoy da intermitentes [Fig. 2]. Su flora est constituida por vegetacin sabanera, bastante intervenida por los factores antrpicos, donde destacan chaparros, herbceas y arbustos, conservando las mrgenes de las quebradas sectores de bosques de galera. Su formacin geolgica, la misma de la Cordillera de La Costa, se produjo abruptamente del mar desde el Eoceno superior hasta el Oligoceno de la Era Terciaria, formndose el perfil bsico de la zona hacia el Mioceno, hace unos 12 millones de aos. Entre las rocas existentes se hallan las marmleas, cuarcticas y esquistos metamrficos (Len, Falcn, Delgado S. y Delgado R., 1999: 38).
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Figura 1. Ubicacin geogrfica aproximada de La Corona del Rey en la Cuenca del lago de Valencia. Fuente: Google Maps
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Figura 2. Vista de la Fila La Josefina y la ubicacin de La Corona del Rey.
Fuente: Google Earth |
Est atravesada en casi toda su extensin por una carretera de tierra que iniciada en su costado oeste, cerca de la citada autopista, discurre por la cumbre ms all de la fila, hasta el sector de La Josefina del cerro homnimo, donde otrora funcionaba un pequeo asentamiento agrcola dedicado al cultivo cafetalero. La va se bifurca en un ramal que empalmando exactamente en el sitio de La Corona del Rey, baja por una estribacin del lado este hasta la zona llana, a la altura del sector Tronconero del valle de Vigirima.
El origen del topnimo “Corona del Rey”, segn Jos de la Cruz Lozada, habitante de la comunidad de Tronconero, tiene su gnesis en la existencia de una roca grabada donde estaba representado un rostro con una especie de corona, sustrada del yacimiento cuando se realizaba la carretera, a mediados de los aos 70 del siglo pasado, transportada en una de las mquinas operantes. Sin embargo, en opinin del profesor Armando Torres Villegas, investigador arqueolgico fundador del grupo de investigaciones y exploraciones arqueolgicas “El Petroglifo”, el nombre deriva de una disposicin natural de rocas all localizada, removida por los trabajos de construccin de la citada va de penetracin.
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Figura. 3. Ubicacin aproximada de los petroglifos de La Corona del Rey. Fuente: Google Earth |
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Figura 4. Ubicacin aproximada de los yacimientos rupestres alrededor de la Fila La Josefina. Fuente: Google Earth |
En las ltimas dcadas el yacimiento ha sido objeto del vandalismo, que sumado a la remocin de tierra y rocas provocada por la realizacin de la carretera, han suscitado la desaparicin, fractura y desplazamiento de los petroglifos, no slo de La Corona del Rey sino de Las Mesas y El Lunario, atravesados tambin por este camino. Las torrenteras de agua de la temporada de lluvias, desviadas de su escorrenta natural por la afectacin humana del terreno, causan el socave y deslizamiento del material de la superficie terrestre, afectando las condiciones topogrficas y produciendo la erosin progresiva del suelo, factor que ocasiona paulatinamente modificaciones y alteraciones en el material rupestre de estos lugares [Fig. 3].
Descripcin general y metodologa de campo 3j2910
La Corona del Rey conforma un circuito de yacimientos de Manifestaciones Rupestres, el de mayor altitud sobre el nivel del mar, enclavados en las faldas y laderas que circundan la fila La Josefina, constituyendo un punto intermedio entre stas. En su cara este integra un micro-circuito con los sitios de Piedra Pintada, Los Colorados, Las Mesas, El Lunario y El Junco; mientras que por el oeste lo integra con los de La Cumaquita y Guayabal [Fig. 4].
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Fig. 5 y 6. Tcnica de percusin y registro de campo de los petroglifos de La Corona del Rey. Foto: Leonardo Pez |
El sitio est caracterizado por la ubicacin de gran cantidad de rocas metamrficas afloradas, de medianas y pequeas dimensiones, particularidad que, sumado al estilo de realizacin y estado de conservacin del material, dificultan las labores de exploracin y registro. Por lo general las grafas se localizan de manera individual en rocas de pequeos formatos, a excepcin de un rocoso que de seguro contena ms diseos de los mantenidos hoy da, desaparecidos por la accin del vandalismo. La observacin detallada de los surcos revela variadas tcnicas de ejecucin, probablemente realizadas en pocas diferentes, observndose en la mayora de los casos la figura ejecutada con un ligero golpeteo o pespuntado, sin ninguna fase posterior para ampliar la profundidad del surco o darle un acabado ms refinado [Fig. 5]. Se advierten, en menor proporcin, grafas con una mejor definicin del surco, posiblemente por la utilizacin de tcnicas abrasivas que permitieron su amplitud, tanto en ancho como en profundidad. Lo anterior permite deducir el uso y ocupacin del espacio en un transcurso de tiempo en el cual la tcnica de ejecucin de los grabados sufri variaciones importantes, tal vez producto de su perfeccionamiento o por el arribo de grupos humanos portadores de una concepcin diferente de manufactura de los smbolos rupestres.
Las jornadas de trabajo de campo han hecho posible hasta la fecha el relevamiento de 31 rocas con un total de 46 grafas. El registro est fundamentado en la obtencin del diseo a travs de la produccin de calcos; tomas de imgenes fotogrficas de las rocas, grabados y sitito circundantes; recoleccin de datos mtricos descriptivo de los surcos, rocas, inclinacin y orientacin de las caras trabajadas; identificacin de las tcnicas de ejecucin; y observacin del estado de conservacin [Fig. 6]. Se ha puesto especial inters y preocupacin en la obtencin fidedigna de los datos, en especial de la representacin grfica del diseo, en la nocin de que, como lo seala Sujo Volsky, el proceso de deterioro a que estn sujetas las Manifestaciones Rupestres por factores naturales o inducidos o provocados por el hombre, plantea la necesidad de registros precisos que permitan a los investigadores por venir realizar sus estudios con informacin segura y confiable (1975: 67, 136).
Arqueo de fuentes 65p4r
En lneas generales el arqueo de fuentes documentales arroja escasa informacin que de fe sobre la existencia del material rupestre de La Corona del Rey y los otros yacimientos del circuito, abordando propuestas de significancia, cronologas, clasificaciones, estilos o comparaciones derivados de la observancia cientfica de sus petroglifos, construcciones ptreas y restos cermicos prehispnicos. La mayora de la bibliografa presente se circunscribe al sitio de Piedra Pintada, sin que se haya abordado de manera integral el registro sistemtico de los elementos arqueolgicos alojado en sus predios; destacndose en este caso los trabajos de Oramas (1959 [1939]), Delgado (1977), Len en conjuncin con otros autores (1999) y el realizado por el Instituto del Patrimonio Cultural (1997).
De los otros sitios es poca la informacin, consistente en algunas imgenes fotogrficas y someros datos en publicaciones de Diessl y Len (1968), Hellmuth Straka (1975), Rafael Delgado (Op. Cit.), Omar Idler (1985) y Sujo y de Valencia (1987), sin ahondar en muchas especificaciones. Cabe sealar que se encuentran inditos a la fecha los resultados de la exploracin y registro del yacimiento La Cumaquita, bajo la direccin de Idler (2000); y el ensayo de Pez (2003) sobre los resultados de sus estudios en los sitios de Los Colorados y El Junco. Ambos trabajos, al publicarse, ampliarn el conocimiento del material rupestre de esta regin, discurriendo sobre temas relacionados con la data, hiptesis de significancia, estado de conservacin, clasificacin y codificacin general de los glifos contentivos de estos yacimientos.
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Fig. 7. Clasificacin de los diseos de acuerdo a la figura |
Anlisis de los diseos y clasificacin 6kxv
Los petroglifos de La Corona del Rey estn ejecutados en bajo relieve lineal, con preponderancia de las formas biomorfas y sujetos al equilibrio proporcionado por la simetra. Se observa en los motivos el dominio de lneas rectas y anguladas, visibles en grecas, formas cuadrangulares y segmentos de ngulos rectos; y lneas curvas, representadas en volutas y trazos arqueados. Destaca la poca preponderancia del crculo y el punto, la ausencia de motivos concntricos y diseos en espiral, encontrada esta ltima slo como motivo en forma de voluta. La clasificacin de acuerdo a la figura la dominan las antropomorfas (43%), seguidas de las geomtricas (31%), antropo-geomtricas (14%) y zoomorfas (10%) [Fig. 7].
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Fig. 8 y 9: Diseos CR-I-16-01 y CR-I-09-01 |
El anlisis iconogrfico revela la presencia de un repertorio simblico muy particular, con grafas que no guardan semejanzas con otras conocidas del territorio de la Cuenca u otra regin venezolana. Glifos singulares, esquemticos, sencillos en el trazo, aportan indicios de la construccin de un simbolismo local asociado directamente a un grupo y una poca especfica. Expresan la marcada preocupacin por la simetra, que provee al diseo armona, proporcionalidad y equilibrio. Estos smbolos particulares, creaciones autctonas o locales de este lugar especfico, si bien se alejan de los modelos comunes o repetitivos, se ubican en una realidad que debe ser abordada dentro de las generalidades arquetpicas de los antiguos pobladores de la Cuenca Tacarigense.
En esta lnea se inscriben, entre otros, un diseo antropomorfo (CR-I-16-01), logrado magistralmente con un slo trazo, representando hipotticamente el torso y las piernas abultadas de una figura humana [Fig. 8]; un diseo antropo-geomtrico (CR-I-08-01), de cabeza cuadrangular y extremidades inferiores en forma de grecas, con rasgos que evocan a las figulinas conocidas como “Venus de Tacarigua”, propias de la regin del Lago [ver Fig.5]; un diseo zoomorfo (CR-I-01-01), de cabeza cuadrangular, cuerpo filiforme y tres pares de patas, una de ellas tridactilar; una representacin antropomorfa (CR-I-05-02), de cuerpo rectilneo y extremidades de lneas curvas; y un diseo muy exclusivo, clasificado tentativamente de antropomorfo (CR-I-09-01), representando tal vez un rostro o mscara de contorno circular, con apndices anteniformes y corporales [Fig. 9].
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Fig. 10 y 11. Diseos CR-I-27-01 y CR-I-13-01 |
A su vez se encuentran diseos localizados y documentados en otros yacimientos de la Cuenca y distintas zonas del pas. Estas expresiones simblicas representan modelos arquetpicos que lograron su dispersin a travs de las travesas migratorias que protagonizaron los colectivos tnicos, transmitindose y reproducindose de generacin en generacin, ostentando an en ciertos espacios su valor y sentido primigenio. Bajo esta ptica se inscriben algunas grafas de este yacimiento, que si bien posee –como anteriormente se seala– formas sui gneris de representacin simblica, tambin ostenta estos diseos comunes, algunos incluso con propuestas de significancia sustentadas en estudios etnogrficos. A esta caracterstica responden un diseo en rostro antropomorfo (CR-I-27-01), con apndices radiantes y rasgos donde destaca la presencia de la “T amaznica”; una representacin geomtrica (CR-I-20-01), de forma cuadrangular y divisiones en su interior formadas por lneas rectas y anguladas que le proporcionan un aspecto laberntico; y dos diseos geomtricos localizados en la misma roca (CR-I-13-01 y CR-I-13-02), conformados por un par de lneas paralelas horizontales que sus extremos finalizan en volutas enroscadas de manera inversa [Fig. 10 y 11].
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Fig. 12. Diseo CR-I-05-01 |
Estilo de Ejecucin y aproximacin cronolgica 1b3764
El anlisis del estilo de ejecucin de los glifos, en conjuncin con el estado de conservacin, permite formular algunas hiptesis sobre el uso y ocupacin del yacimiento de La Corona del Rey. En primer trmino, se observa el dominio de smbolos realizados con la aplicacin de la tcnica de percusin indirecta, utilizando instrumentos lticos que fungan de cincel y martillo. Se advierten en los glifos de este estilo marcadas diferencias en el estado de conservacin, algunos muy difusos y tenues, otros mejor definidos y varios de observancia a simple vista; lo que hace presumir la prctica de esta tcnica por un prolongado periodo de tiempo, sin sufrir significativas variaciones. A este estilo corresponden, entre otros, dos diseos localizados en la misma roca, uno zoomorfo (CR-I-05-01), de cabeza lineal con un ligero engrosamiento, cuerpo lineal y tres pares de patas, dos de ellas finalizando en volutas [Fig. 12]; y otro antropomorfo (CR-I-05-02), descrito anteriormente, muy esquemtico y estilizado.
En segundo lugar se encuentran, en menor proporcin, glifos mejor acabados y definidos; en este caso se obtuvo una mayor anchura y profundidad mediante la aplicacin de tcnicas abrasivas posterior al inicial percutido, a travs del raspado con instrumentos de piedra, para luego suavizar los surcos por friccin con el uso de arena y agua. A este estilo pertenecen los diseos del rocoso de 8,33 metros de ancho por 3,47 metros de alto, los ms emblemticos y visibles a simple vista del lugar; al parecer constaba de ms smbolos, pues el desprendimiento de las capas superficiales de este afloramiento hace pensar en la presencia de otros que no sobrevivieron a las acciones vandlicas de los depredadores del patrimonio.
Lo anterior indica la existencia de dos perodos en los que diferentes grupos elaboraron los petroglifos de La Corona del Rey. Ahora bien, resulta una tarea escabrosa y un reto al intelecto su identificacin, tratando de establecer algunas aproximaciones cronolgicas. Inclusive, determinar los grabados ms antiguos de los ms recientes representa de por s, a la luz de las limitaciones tcnicas, un osado acto especulativo, pues a pesar de la informacin suministrada por el estilo de ejecucin y la conservacin de los grabados que daran razones para pensar en una antigedad mayor para los ms toscos y meteorizados, sta de por s no ofrece resultados conclusivos.
No debe descartarse, sobre la base de otras evidencias, una produccin “decadente tarda” en las manifestaciones rupestres de la regin, tomando en consideracin, por ejemplo, el arribo de los grupos Caribes en los ltimos siglos del perodo prehispnico, dando inicio a un proceso histrico de transculturacin entre stos y los primigenios Arawaks, que evidentemente debi producir considerables modificaciones en las relaciones sociales y de produccin de las comunidades asentadas (Idler, 2004: 91,105-113,116). De hecho, a la llegada de los invasores europeos la presencia de aldeas o asentamientos pertenecientes a ambos grupos muestran marcadas diferencias con las grandes necrpolis y dems restos arqueolgicos que demuestran un importante poblamiento de la regin lacustre que alcanz su esplendor alrededor del siglo X de nuestra era (Sanoja y Vargas, 1999: 176,183).
Esta decadencia explicara el por qu los grabados de La Corona del Rey elaborados con la tcnica de percusin indirecta, sin ningn otro proceso de ensanchamiento o profundidad de los surcos, se localizan en rocas de pequeas dimensiones, a diferencia de los de mejor acabado y profundidad ubicados en el afloramiento rocoso de mayor dimensin, situado adems en un lugar estratgico que permite visualizar las tierras llanas del lago y otras reas de la Cordillera [Fig. 13]. Esta variable no slo se percibe en La Corona del Rey, sino en los otros yacimientos del circuito, en especial en La Cumaquita, Guayabal y en menor proporcin en Piedra Pintada. En base a este planteamiento pudiera interpretarse que la roca principal o mayor es, precisamente por su mayor disposicin, ubicacin y soporte, el punto inicial en donde comenzaron a ejecutarse los grabados de estos sitios, utilizndose posteriormente los formatos de roca ms pequeos de las adyacencias.
Al respecto, los estudios preliminares de Idler del ao 2000 en el yacimiento de La Cumaquita, an indito, expresan exactamente lo contrario. En una aproximacin cronolgica relativa identifica los grabados ms antiguos a los poseedores de un estilo ms tosco y tenue, ubicados en rocas de pequeas dimensiones; y los ms recientes correspondientes con la mayor proporcionalidad de los surcos y resolucin esttica, dispuestos precisamente en las rocas ms prominentes. Plantea este autor que la manufactura de los petroglifos de este yacimiento ocurri sucesivamente en un perodo comprendido entre el siglo VIII y XV de la era cristiana, sin descartar la realizacin de algunos en el siglo XVI.
Sobre la antigedad de los grabados rupestres de la Cuenca del lago de Valencia, Len y otros (Op. Cit.), en un estudio del yacimiento Piedra Pintada, expresan tambin algunas opiniones. Observan similitudes estilsticas entre los grabados de este sitio con la Serie Cermica Barrancoide, en correspondencia con la llegada de comunidades aborgenes de lengua Arawak provenientes de la regin del Bajo Orinoco, especficamente del rea de Barrancas, ocurrido segn Cruxent y Rouse en los albores de la era cristiana (Sanoja y Vargas, Op. Cit.: 172); por estas razones establecen hipotticamente una cronologa relativa entre los aos 1 y el 700 d.C., de autora a grupos Arawak, con una ocupacin posterior del sitio por etnias vinculadas a la Serie Cermica Valencioide entre el 800 y el 1500 d.C., estas ltimas de acuerdo a sus aseveraciones de filiacin lingstica Caribe.

Fig. 13. Roca mayor de La Corona del Rey.
Para los inicios de produccin de grabados rupestres en la regin lacustre del Lago se debe considerar la posibilidad de fechas ms tempranas. Entre el 1.600 y 600 aos a.C. existan ya en el rea campamentos de recolectores-cazadores en proceso de tribalizacin (Op. Cit.: 170), con poblados semi-permanentes e incipientes prcticas agrcolas, en clara asociacin con el modo de vida caracterstico del sitio arqueolgico Las Varas, de la regin costera del noreste de Venezuela. Segn las evidencias arqueolgicas este modo de vida refleja la fabricacin de variados instrumentos de piedra, concha y madera, usados en la explotacin de los recursos naturales; y la realizacin de prcticas ceremoniales asociadas a la produccin de figulinas antropomorfas y biomorfas, as como al uso de sustancias estimulantes (Ibdem: 152, 153). No sera osado suponer que estos grupos, establecidos en la regin lacustre antes de los Barrancoides, estn involucrados en la gnesis de los smbolos rupestres del territorio.
Pero no cabe duda que la mayor produccin de petroglifos y dems Manifestaciones Rupestres de la zona lacustre del lago de Valencia se ubica posterior a los inicios de la era cristiana. Los estudios arqueolgicos revelan dos procesos migratorios importantes de comunidades agroalfareras en este perodo, provenientes de la regin orinoquense (Cruxent y Rouse, 1982 [1958]: 306-318). Segn Sanoja y Vargas (Op. Cit.: 172-185) los modos de vida de estos grupos totalmente tribalizados marcaron una significativa evolucin en las relaciones sociales, desde las formas igualitarias de los primeros hasta las formas jerrquicas cacicales de los segundos, iniciada esta ltima etapa en los alrededores del ao 1.000 de nuestra era, asociada a la macrofamilia lingstica Caribe.

Fig. 14. Antiguos pobladores de la Cuenca Tacarigense
Segn estos planteamientos, la autora de los sitios arqueolgicos de la regin oriental y occidental del lago de Valencia pertenecientes a la Serie Cermica Valencioide, estara en correspondencia con los grupos Caribes. Sin embargo, Idler (Ibdem: 116-118, 124, 125) se contrapone a esta presuncin, al proponer una ocupacin ms tarda de los grupos Caribes y Caribanos de la regin del lago, desplazando por la fuerza a los primigenios Arawaks de sus espacios, aunque no todos, u ocupndolos cuando stos lo haban abandonado, como pudo pasar con los montculos artificiales de tierra de las orillas del ro Aragua y el llano de Guaracarima, en la regin oriental de la zona lacustre.
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Fig. 15. Modelo esquemtico del
petroglifo de La Corona del Rey |
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Fig. 16. Petroglifo de la zona del ro Guaina. Fuente: Rocas y petroglifos del Guaina. |
Con toda una panormica de presencia de grupos humanos en la cuenca del lago de Valencia que se remontan a perodos anteriores a la era cristiana [Fig. 14], y la inexistencia de tcnicas de datacin absoluta, la interrogante principal planteada en las Manifestaciones Rupestres de la regin es la de determinar con exactitud el tiempo de realizacin de los grabados y la filiacin lingstica de sus creadores, especficamente cules son los de autora Arawak y cules los de procedencia Caribe. Este enfoque conlleva a preguntarse, a sabiendas que ambos grupos fueron pueblos grabadores de petroglifos, si cada uno de los yacimientos rupestres de la Cuenca poseen exclusivamente smbolos de una sola de estas parcialidades o si, por el contrario, se encuentran superpuestos unos con otros, inclusive en una misma roca. En ambos casos, Cmo determinar los Arawaks? Cmo los Caribes?
Anlisis interpretativo y comparativo 5r4y3x
El sitio de La Corona del Rey represent para sus creadores un importante espacio de uso ceremonial asociado a las prcticas religiosas sustentadas bajo la concepcin totmica. Esto se refuerza por la ausencia de objetos materiales que indiquen un uso diferente, bien como sitio de residencia, de enterramiento u otra ndole. Los petroglifos fungan de recursos mnemotcnicos del que se vala el iniciado para encaminar el ritual mgico en agrupar la energa del ttem en beneficio del grupo, permitiendo la potenciacin, proteccin y direccin de las actividades de subsistencia (Cardozo, 1986: 116-120).
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Fig. 17. Petroglifo del Cerro de Las Letras. Fuente: El Diseo en los Petroglifos Venezolanos. |
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Fig. 18. “Diosa de la Lluvia” con resaltado digitalizado del motivo geomtrico en cuestin. Foto: Jos Ignacio Vielma. |
Segn la visin totmica, estos ritos propiciatorios asociados a los sitios rupestres perseguan el o con las “fuerzas ocultas” que rigen el mundo natural para intervenir favorablemente en los procesos vitales de la existencia, como la fertilidad, la lluvia, la caza, la siembra, la muerte, las enfermedades, los fenmenos naturales, entre otros. Bajo este punto de vista, resulta de mucha ayuda en la interpretacin de los glifos ahondar en los estudios etnogrficos y etnolgicos, en los rituales, mitos y dems aspectos culturales de los grupos tnicos, prestando especial atencin a las investigaciones de las regiones donde an se conservan estas expresiones relacionadas con las Manifestaciones Rupestres. De igual manera es conveniente acometer el anlisis comparativo de los diseos que permita visualizar filiaciones culturales por va de la expansin territorial de los smbolos.
Bajo esta perspectiva, se localizan en La Corona del Rey dos smbolos geomtricos del mismo valor arquetpico (CR-I-13-01 y CR-I-13-02), acompaados en la misma roca por un rostro antropomorfo (CR-I-13-03) posicionado debajo de ellos [Fig. 15]. El mismo diseo geomtrico se encuentra representado en varias zonas de la Cuenca del ro Negro-Guaina, lmite entre Colombia, Brasil y el estado Amazonas [Fig. 16], representando entre los guarekenas, etnia de filiacin lingstica Arawak, una “Kasijmalu”, es decir, mujer menstruante, iniciada, en ayuno (Sujo Volsky, 1987: 77). En el ritual de iniciacin de la mujer guarekena durante la primera menstruacin, este smbolo es usado en la pintura corporal y en la cestera, en clara identificacin con la concepcin totmica; los diseos corporales usados en este rito “representan antepasados mticos, animales pensantes que fueron el padre o progenitor del cual ellos descienden, y que los une como pertenecientes a una misma sangre” (Ibidem: 77,79). Interpretaciones anlogas se recogen entre otros grupos del rea, como exogamia entre los Tukano y “hombre y mujer dndose la espalda” entre los Curripaco (Ortiz y Pradilla, 2000: 20), ambos casos en correspondencia con la significacin de “mujer prohibida” de los guarekenas.
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Fig. 19. Diseo CR-I-19-01 personificando
una escena de alumbramiento |
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Fig. 20. Diseo CR-I-07-01
de anloga interpretacin |
La escena de La Corona del Rey estara representando, por tanto, una “Kasijmalu” o mujer prohibida, acompaada por los espritus protectores de sus antepasados que la acompaan en el ritual de iniciacin femenina. La misma representacin se repite en el estado Yaracuy, en el Cerro de Las Letras, cerca del poblado de Campo Elas, donde se observa un rostro antropomorfo rodeado de los motivos geomtricos por tres de sus costados (Sujo y de Valencia, 1987: 358). De igual manera en Piedra Pintada est la primorosa representacin conocida popularmente como “Diosa de la Lluvia”, un diseo antropomorfo donde se destaca el motivo arquetpico en cuestin que, aunado a otras similitudes con grafas del territorio amaznico antes mencionado, hacen presumir una interpretacin asociada a las concepciones totmicas de los grupos de esta regin (Pez, 2009). Todo lo anterior conduce a pensar en el uso y ocupacin de estos sitios rupestres por los grupos Arawaks [Fig. 17 y 18].

Fig. 21. “Piedra del Sol y la Luna”, Caicara del Orinoco. Versin J.M. Cruxent.
Fuente: Pictografas Indgenas de Amrica
Otro diseo de La Corona del Rey que puede ser interpretado bajo la concepcin totmica es una representacin antropomorfa (CR-I-19-01), personificando una escena de alumbramiento [Fig. 19]. De singular simpleza en el trazo, est conformado por un rostro oval, cuello lineal, extremidades superiores e inferiores esquematizadas en cuatro lneas verticales y paralelas, y un punto en la parte inferior central de la composicin. Los brazos, deducibles por la menor extensin de las lneas, se encuentran extendidos hacia el nuevo ser, simbolizado en el punto. Otra representacin de parto (CR-I-07-01) se localiza en el yacimiento, personificada por una figura humana que en sus piernas abiertas se encuentra una especie de bola o crculo [Fig. 20]. Estas escenas, recurrentes en los petroglifos, segn la hiptesis planteada guardan relacin con los rituales propiciatorios de la fertilidad de la mujer, socorriendo al chamn en el o con los espritus protectores, dirigidos a favorecer la reproduccin del grupo (Ibdem).

Fig. 22. Presencia de la “T amaznica” en la alfarera y Manifestaciones Rupestres de la Cuenca Tacarigense.
Fuente de la alfarera: El Arte Prehispnico de Venezuela. Fuente calcos digitalizados: Vctor Ayala
Asimismo se apuntan en la significancia totmica dos rostros antropomorfos (CR-I-27-01 y CR-I-27-02), con apndices radiantes y “T amaznica”, contiguos en la misma roca antes de la sustraccin de uno de ellos, diseo comnmente clasificado de astero-antropomorfo por la presunta emanacin lumnica del sol expresada en las lneas externas del contorno. Sin embargo destaca la interpretacin de Schobinger (1997), segn el cual las lneas seran “las fuerzas radiantes o energticas” de la representacin humana, perceptibles para el chamn en los estados “alterados” de conciencia [ver Fig. 10].
Este diseo posee un amplio espacio de difusin en la regin centro-norte venezolana, abarcando desde el valle de Caracas en el Distrito Capital, por el este, hasta el valle de Chirgua en el estado Carabobo, por el oeste. El anlisis comparativo ubica otra rea de dispersin en la regin del Orinoco Medio, encontrndose un rostro con los mismos motivos en la conocida “Piedra del Sol y la Luna” [Fig. 21], en Caicara del Orinoco (Sujo y de Valencia, Op. Cit.: 22-23). Lo anterior estara en concordancia con los estudios arqueolgicos que muestran las influencias en la regin lacustre del lago de Valencia de los grupos de la Serie Cermica Arauquinoide que, partiendo del Orinoco Medio, se establecen en el territorio hacia los siglos VII y VIII (Idler: Op. Cit.: 115,116), dando por resultado la formacin de la “Cultura Valencia” o Serie Cermica Valencioide, desarrollando stos una “esfera de interaccin” en tierra firme desde Cabo Codera en el estado Miranda, por el oriente, hasta Puerto Cabello en el estado Carabobo, por el occidente (Antczak, A. y antczak, M., 1999: 139,145). Esto pareciera establecer la autora de los rostros radiantes al grupo Valencioide, con una cronologa no mayor a 1.200 aos antes del presente, faltando an por determinar su filiacin lingstica, tema en el que an falta mucho por debatir.

Fig. 23. Porcentaje de rostros radiantes con “T amaznica” de la regin centro-norte venezolana
Al respecto, Idler (Ibdem: 120,121) recalca la filiacin lingstica Arawak de los Valencioides, a quien denomina “Arawakos del lago”, describiendo la “T amaznica” como rasgo arquetpico de este grupo, presente en las facciones de los rostros rupestres, apndices cermicos, vasijas efigies y figulinas del territorio Tacarigense [Fig. 22]. Cabe la posibilidad, en lo concerniente a las Manifestaciones Rupestres, que el motivo arquetpico propio de los Valencioides haya iniciado en la Cuenca del Lago su periplo regional, dispersndose hacia las reas adyacentes bajo su influencia. Para reforzar o rebatir esta presuncin faltara arremeter el anlisis clasificatorio del motivo en todos los rostros de la regin centro-norte del pas, labor que abarcara de por s un trabajo por separado. Por lo pronto este estudio arroja, sobre un universo de 21 rostros radiantes inventariados en el territorio, un total de 76% de ellos provistos de la “T amaznica”, de los cuales 56% se localizan en la Cuenca Tacarigense, lo que pudiera establecer inicialmente a esta zona como el foco de dispersin del motivo [Fig. 23].
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Fig. 24. Petroglifo fracturado
por accin del vandalismo. |
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Fig. 25. Vista parcial del yacimiento donde se observa las pequeas dimensiones de los soportes rocosos |
Estado de conservacin 5o2bb
El patrimonio histrico-cultural alojado en La Corona del Rey se encuentra terriblemente deteriorado. Las condiciones a que estn expuestos los petroglifos, producto sobre todo de factores provocados o inducidos por la mano del hombre, lo condenan a perderse irremediablemente en pocos aos. Lo tenue de la mayora de los surcos, aunado a las pequeas dimensiones de los soportes rocosos y sus posibles desplazamientos a futuro, atentan en contra de perpetuarse en el tiempo [Fig. 24 y 25]. Otros factores de deterioro estn representados en los incendios forestales, que cada ao se acometen como “tradicin”, y la propensin al saqueo y vandalismo que ya han causado estragos irreparables al patrimonio del lugar.
La conservacin y defensa del sitio de La Corona del Rey est signada por la concienciacin comunitaria sobre la importancia de este legado histrico, y sobre todo de la sensibilizacin y optimizacin del trabajo de las instituciones del Estado que les compete directamente los asuntos patrimoniales de la Nacin. El abocamiento por parte de comunidades organizadas e instituciones gubernamentales, con apoyo de otras instancias sociales en las labores de defensa de La Corona del Rey y las dems decenas de sitios de Manifestaciones Rupestres de la Cuenca Tacarigense, es una tarea urgente que no resiste aplazamiento so pena de perderse irremediablemente esta herencia cultural dejada por los antiguos habitantes de este territorio y los ingentes beneficios en el mejoramiento de la calidad de vida que desde diferentes enfoques podran aportar. Quin da un paso adelante?

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Cmo citar este artculo:
Pez, Leonardo. Petroglifos de la Corona del Rey. Aportes para
el conocimiento del patrimonio arqueolgico de la Cuenca del lago de Valencia, Venezuela. En Rupestreweb, /coronadelrey.html
2010
BIBLIOGRAFA
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Valencia, Ruby. (1987). El diseo en los petroglifos venezolanos. Fundacin Pampero.
Sujo, J. y de Valencia, R. (1987). El diseo en los petroglifos venezolanos. Fundacin Pampero.